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ACA IRI EL POST

EscaladaSupervivencia

127 horas, entre la Espada y la Pared

junio 7, 2023 — by Andar Extremo

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Aron Lee Ralston es un montañista americano que en Mayo de 2003 se hizo famoso cuando se vio obligado a amputarse su brazo derecho que había quedado atrapado por una roca de 360 kilos, para liberarse y salvar su vida. Nota sacada en la revista Andar Extremo nº 3 en 2009.

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«Entre la Espada y la Pared”. Seguro que alguna vez has utilizado esa frase para definir una decisión difícil, entre dos opciones nada agradables, y con un compromiso entre lo que “debes hacer” y/o “lo que puedes” y/o “lo que quieres hacer”. Los americanos utilizan la expresión “between a rock y a hard place” (entre una roca y un sitio duro), para expresar ese mismo dilema. Pero más allá de una metáfora literaria, para Aron Ralston fue una situación Real como la vida misma.
Algunos detalles, para que podamos extraer alguna lecciones de esta dolorosa experiencia: Aron, en aquella época con 27 años y mucha experiencia en Montaña y acampada decidió pasar una semana de vacaciones haciendo lo que mas le gustaba; Montaña y escalada; Le fallaron los amigos con los que pensaba ir, pero confiado en su experiencia de montañismo en solitario, cambio el destino programado por otro que conocía –el Cañon Blue John, en UTA-, y sin pensarlo dos veces arrancó su camioneta y se puso en marcha. Con la pick-up discretamente aparcada tras unos matorrales, inició una de las salidas de dia, -pensaba regresar a dormir a la camioneta con una pequeña mochila de dia, con lo básico inició su excursión dentro del cañón.
Al cabo de un par de horas, en un movimiento rutinario para salvar un paso estrecho –de apenas un metro- en el que había una gran roca, saltó sobre ella, y al deslizarse por el otro lado la roca -de unos 360 kilos- también se deslizó, atrapándole el antebrazo derecho, justo por debajo del codo. Según ha descrito el propio Aron no fue especialmente doloroso ese momento. Una sensación de presión fuerte y firme.
Para el caso parecia una maniobra sencilla, sin ningún riesgo, repetida miles de veces, y que se complica!”; Intentó liberarse,,, pero pronto se dio cuenta de que no iba a ser posible. Estaba seriamente atrapado.

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Como montañero experimentado rápidamente evaluó sus opciones, los factores de riesgo en juego y las consecuencias de sus acciones anteriores, Conclusión: Sus opciones al final solo pasaban por esperar un rescate, y aguantar hasta entonces, -eso es sobrevivir en definitiva- haciendo su espera lo más fácil y cómoda posible. Un par de barritas de cereales, y una reserva de menos de un litro de agua –había ido bebiendo durante la salida para prevenir la deshidratación-; Así que habría que racionar un poco la comida y la bebida; No problem. De complexión delgada y fibrosa estaba acostumbrado a no pasar sed o hambre. Además tenia unos metros de cuerda de escalada –para salvar algún paso complicado-, una linterna, una cámara de video, y una pequeña herramienta “multiuso” –de esas que tienen navaja, alicates, lima , no especialmente sofisticadas; De hecho venía de regalo promoción al comprar una linterna. En camiseta y bermudas, se dio cuenta que además del riesgo de deshidratación…. Tendría que lidiar con la hipotermia – empezaba a caer la tarde, y en las zonas áridas de Utah, las noches pueden ser todavía muy frescas a primeros de Mayo; Además, el interior del cañón apenas recibe una hora de sol al día, a medio día cuando está en su cenit , por lo que no había mucho calor irradiando de la roca.
Pero no tenía otra opción. Esperar un rescate… No llevaba un móvil –lo había dejado en la camioneta, sabía que no había cobertura en esa area, dentro del cañón… además parte de la sensación de libertad que busca cuando se “pierde” en las montañas radica en saber que no van a importunar con llamaditas….
La primera noche se hizo muy larga. No pudo dormir. La mano no le dolía. ¿porque los nervios estaban literalmente aplastados?; Tuvo durante horas una sensación de cosquilleo, de hormigueo –como cuando duermes encima del brazo y se te duerme-.Pero ya no.

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Con la mano izquierda, consiguió montar una especie de trapecio de nudos con el que asegurar sus cosas –si se le caian no podria cogerlas-. Y pensó mucho. ¿Quién podía rescatarle?…
Nadie sabía que estaba alli. No había contado a nadie sus planes. Nadie le esperaba de vuelta en casa, y en el trabajo –en una tienda de artículos de montaña y acampada- no le esperaban hasta después de largo puente, 5 días después. O sea que nadie le iba a echar de menos. Alguien vería la furgoneta aparcada… -aunque la había disimulado bien para evitar curiosos- peeero, tampoco había dejado ninguna indicación de hacia donde había ido o a que hora esperaba volver. Por ultimo…. Sabía , y por eso había escogido esa ruta, las posibilidades de encontrase con otro excursionista eran bastante remotas. El primer dia se había cruzado con dos montañeros que le habían invitado a unirse a su grupo… pero el había preferido ir por libre. Un cúmulo de infortunios. 100% ley de Murphy.
Se concentró en pensar de forma positiva. Y asi amaneció tras la primera noche. Se propuso llamar la atención de quien pudiera pasar por encima / por fuera del cañon, por lo que a intervalos regulares chillaba a pleno pulmón. Cualquier cosa antes que no hacer nada. El frio no habia sido demasiado cruel esa noche. O por lo menos no ,lo había sentido asi. Tenia otras cosas en las que pensar. Como por ejemplo… que hacer con la deshidratación que ya planteaba un problema inminente. Empezó a reciclar su orina. O sea mezclándola con el agua potable –ya prácticamente agotada tras 24 horas de racionamiento estricto- para diluir el sabor y las sales y volver a beberla. No era agradable… pero nada en su situación lo era.

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Pasaron, 2, 3, 4 días con sus noches. De pesadilla, falta de sueño, frío, deshidratación, pensamientos erráticos… y esa lucidez que da estar al borde de la locura. Mientras tuvo bateria, Aron tuvo la sangre fria de grabar en video sus reflexiones, su situación, sus pensamientos… pensando en dejarlos como ultimo legado a quien –algún dia- encontrara sus restos momificados en el fondo de ese cañón. Porque estaba claro que no –a medida que pasaba el puente y el fin de semana que nadie iba a pasar por alli entre semana, y tenía la certeza de que no viviría mucho más; Ya era milagroso que hubiera sobrevivido 5 días pegado a ese muñón de brazo que ya empezaba a apestar, gangrenado, podrido y apestoso….. Esa era la clave!!! ¿¿¿¿Para qué quería un brazo que ya estaba perdido más allá de cualquier posibilidad de restauración quirúrgica???!!
Aron decidió que no quería seguir pegado a aquel despojo ya muerto… y que no quería acabar así. El Instinto de supervivencia tomó el control. Tras apretar un torniquete con la mano izquierda y la cuerda de escalada, con la navaja de la herramienta “multiuso”(derecha) empezó a cortar, piel, músculo, tendones, nervios (con los alicates) –como el mismo ha descrito después, descubriendo una nueva dimensión al dolor-… hasta llegar a los huesos –Cúbito y radio- que tuvo que romper haciendo palanca con su propio peso.
LIBRE!!! Con la hemorragia controlada, y tras 5 dias sin prácticamente haber comido, dormido ni bebido inició el retorno; 3 horas por el cañón, un rappel de 20 metros, y 8 millas -12 kms.- de carrera/caminata bajo el sol de mediodia… hasta que encontró una familia de holandeses de excursión que le dieron toda la comida que llevaban: 2 galletas Oreo, agua… y una llamada al helicóptero de rescate..
Aron Ralston ha vuelto a la montaña. Sigue escalando. Y Ahora con su brazo ortopédico especialmente adaptado a manejar cuerdas y a trabajar como pico. Sigue escalando en solitario: Acaba de ser el primer montañero en completar los 59 picos de más de 4.260 metros en Utah en solitario y en invierno. Saco un libro que escribió poco después. Del accidente (titled Between a Rock and a Hard Place, publicado por Atria Books en Septiembre 2004.También da charlas y conferencias sobre cómo superar la adversidad y manejarse en momentos de crisis.
En 2010 sale la película denominada “127 horas” dirigida por Danny Boyle
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La Esfinge, Perú

febrero 10, 2020 — by Andar Extremo

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Gustavo Rodríguez junto a Martín Moreno, fueron a Perú a escalar La Esfinge en el Parque Nacional Huascarán. En este relato, las vivencias de estos dos escaladores.

fotos y texto Gustavo Rodríguez Atleta GARMONT y FILO SUR

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Hacía tiempo que La Esfinge nos venía rondando en la cabeza, pero otros viajes y objetivos la fueron posponiendo. Este año, desde el principio dijimos: vamos a intentarla. Con mi amigo y compañero de cordada, Martín Montero, estábamos ansiosos por hacer esas paredes de granito.
Empezamos a ver fotos, videos y buscar info. El denominador común era escalar en altura. La Esfinge tiene su campamento base a 4500 msnm aproximadamente y el comienzo de la vía a 4700 msnm, lo que hace que llegar a su cumbre de 5325 msnm, sea toda una aventura. Ubicada en Parque Nacional Huascarán, la vía elegida fue La Vía del 85 también conocida como la normal, 18 largos de hasta 6c/7a de escalada tradicional.

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Salimos de Buenos Aires el viernes 9 de agosto en avión hacia Lima, y de ahí fuimos en micro a Huaraz.
Huaraz es una ciudad que parece un caos, pero es un sitio donde todo funciona. Ruidosa y apurada, es habitada por gente simple, educada y servicial. Se encuentra rodeada de un lado por la Cordillera Blanca, y del otro por la Cordillera Negra, ambas hermosas y atractivas. Allí, nos hospedamos en el Hostel Shelek Trek, de Pablo y Yani, dos personas geniales que nos hicieron sentir como en casa.
El plan era sencillo: caminar un par de días para ir aclimatando, y comenzar a escalar en altura para estar lo mejor posible para La Esfinge. Iniciamos con caminatas cortas pero muy atractivas. Primero fuimos a la Laguna Wilcacocha, a 3745 msnm. También a Laguna Churup, a 4450 msnm. Por las tardes, escalada en Los Olivos, sector deportivo a pocos minutos del centro de la ciudad.

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Al quinto día salimos hacia Inka Wakanka, un sector de escalada deportiva a unas 2 horas de viaje. Muy recomendado por los lugareños, el lugar era realmente muy bonito. Llegamos, nos instalamos, y salimos hacia las paredes. Escalar a más de 4000 msnm dejaba sin aliento. Escalamos cerca de 8 vías de hasta 6c. Por la mañana, salimos nuevamente para arriba a probar vías más largas. Comenzamos con 2 de 25 metros. La idea era hacer la reunión, que suba el segundo, y rapelar. Cuando estaba en el Top de la segunda vía y mi compañero estaba a 3 chapas de llegar a la reunión, un estruendo nos sorprendió, y seguidamente un temblor casi nos saca de la pared. Nos pegamos terrible susto. Sin terminar de entender qué pasaba, Martín llegó y pasó de largo a un descuelgue de otra vía. De ahí, salimos caminando o casi corriendo por detrás, hacia una ladera poco pronunciada. Una vez que nos sentimos más seguros, paramos a tomar aire y tratar de tranquilizarnos. Continuamos bajando hasta el pie de vía y, sin mucho que discutir, decidimos que la escalada en Inka Wakanka estaba terminada.

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Bajamos, desarmamos el campamento, y fuimos a la ruta para ir a Antacocha. De camino hacia nuestro nuevo destino, nos enteramos de que el terremoto había sido 5.1 en la escala Ritcher y que había roto la ruta y varias casas en diferentes lugares.
Antacocha es una laguna de agua salada a 3780 msnm. Pegada a ella, hay una pared con no más de 12 vías. Algunas de ellas son deportivas y otras mixtas, como la que escalamos nosotros, la vía Sin Nombre. Esta tiene 4 largos y 200 metros altura. Nos gustó mucho porque era bien variada, atlética y además por su hermoso paisaje.
Luego de escalar, bajamos caminando a la ruta en aproximadamente una hora, y volvimos en combi a Huaraz.
En el día de descanso, aprovechamos a organizar el equipo y comprar víveres para subir a la Laguna Parón a 4200 msnm, desde donde comienza la caminata de ascenso a La Esfinge.

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Para ir, nos decidimos por una combi de turismo que era la opción más económica. El viaje fue bastante ameno e informativo, pero muy largo. Una vez que llegamos, alistamos las mochilas, preguntamos dónde comenzaba el sendero e iniciamos. La explicación no había sido muy precisa, así que fuimos ganando altura hasta que, después de un rato, la senda se perdió y nos dimos cuenta de que nos habíamos equivocado. Con una mezcla de enojo y desilusión bajamos a la laguna, y en el puesto de la comunidad, armamos la carpa y pasamos la noche.
Por la mañana nos despertamos temprano y después de desayunar, salimos nuevamente para arriba. Esta vez sí agarramos la senda correcta, y poco después del medio día llegamos al vivac cercano a la pared. El lugar era un mar de piedras con la mole de granito al fondo. Las sensaciones fueron muchas, y las ganas de escalar salían por los poros. Después de buscar agua, comer, dormir una breve siesta, fuimos al pie de vía a dejar algo del equipo y reconocer los primeros largos.
De vuelta en el vivac, merendamos, vimos por enésima vez el croquis, acomodamos el equipo, cenamos bien temprano, y tratamos de dormir. La estrategia para la pared era ir lo más livianos posibles para hacer la vía en el día, pero estar preparados por si nos tocaba dormir en la pared. El resultado fue los dos escalamos con mochila.

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A las 5 am sonó el despertador. Después de un desayuno veloz y con el arnés puesto, salimos del vivac con la linterna en el casco. El primer largo lo escalé yo, todavía de noche. Para cuando Martín llegó a la reunión, comenzó a aclarar y a asomarse el sol. La escalada era muy bonita y llevábamos buen ritmo, pero el esfuerzo se notaba, y recuperar el aliento en cada largo se hacía sentir. Escalé los primeros 3 largos yo, y Martín el 4. Seguí con los próximos largos hasta que pasamos el primer techo. Al llegar a la 7 reunión, cerca de las 10 am, Martín ya no se sentía bien. Después de una charla y algunas lágrimas, decidimos bajar. Los rapeles los hicimos en silencio y concentrados. Al llegar al pie de vía, reafirmamos que fue la decisión correcta. Siempre pensamos y ponemos en práctica que, si uno de los dos ya no quiere seguir subiendo por la razón que sea, la cordada se baja y eso es lo que hicimos.
Volvimos al vivac, acomodamos las mochilas y comenzamos a descender hacia la Laguna Parón. Nos alcanzaron hasta el pueblo de Caraz y desde ahí, fue un vertiginoso viaje hasta cerca del Hostel. Durante este tramo, pensamos que no nos podíamos ir de Huaraz sin conocer Hatun Machay, así que nos tomamos un día de descanso y aprovisionamiento, y fuimos.
Hatun Machay está a 4200 msnm. Es simplemente espectacular. Estuvimos 2 días y escalamos mucho. Hay para todos los gustos, de todos los grados, alturas y variedad de estilos: techos, placas, desplomes, y roca muy adherente, así que “dejás los dedos”. Durante el día escalamos en remera y por las noches, bajaba mucho la temperatura, al punto de congelar todo. Es manejado por la comunidad, y su encargado es muy atento. Sin dudas, es un lugar para conocer.
Ya de vuelta, nos tomamos la tarde para pasear y comprar algunos recuerdos.
Las vivencias de las escaladas en Perú son hermosas, llenas de enseñanzas y buenos momentos, siempre agradeciendo la amistad y la gente que fuimos conociendo. Ojalá pronto estamos de vuelta.
Gracias GARMONT y FILO SUR, por el apoyo y el aguante. Por darme lo mejor en equipo e indumentaria.

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FINIS TERRA, OTRO MUNDO LLAMADO ANTÁRTIDA

agosto 20, 2019 — by Andar Extremo

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El proyecto Finis Terra fue llevado a cabo en enero de 2007, durante 43 días una expedición del Centro de Actividades Deportivas, Exploración e Investigación de la mano de Alfredo Barragán, documentó por aire, mar y tierra la vida del continente blanco. En noviembre de 2008 y luego de 7 años de ediciones del Periódico de Aventura Andares surgía con el mismo legado la primer Revista Andar Extremo, esta fue su nota principal.

Por Daniel Ferrer Fotos Alfredo Barragán

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Hasta hace poco tiempo se pensaba que Marco Polo, Cristóbal Colon y Neil Amstrong eran aventureros. También se pensaba que el polo sur era el fin de la tierra. El CADEI cambia estos conceptos y se afirma en otros valores relativizando lo material como motor para la acción. Alfredo Barragán y sus compañeros del Centro de actividades deportivas, exploración e investigación (CADEI) así lo sostienen.

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El propio Alfredo Barragán afirma: “Yo no soy aventurero, soy expedicionario, voy después de años de planificación, de previsión de equipamiento y de entrenamiento. Ejecuto las expediciones como una operación deportivo-científica, con un grupo sumamente capacitado y con absoluta responsabilidad. Siempre nos ajustamos a pautas deportivas, científicas y éticas, a límites que nosotros mismos nos ponemos, donde la aventura queda de lado y predomina la expedición”.

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Con esta idea podemos concluir que Marco Polo fue bastante aventurero, Colón mucho menos y el primer hombre en pisar la luna nada aventurero.
Otra idea de Barragán es que “el fin del mundo es Ushuaia. El nombre de Finis terra fue un error. En la Antártida tengo la sensación de haber estado en otro planeta. La Antártida es mucho más allá del fin del mundo”

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A nivel de valores Barragán dice:”Me voy a jugar la vida por una gesta romántica pero no por una comercial. El deporte es bonito como una expresión de libertad, de romanticismo y no entra allí el signo pesos o un contrato publicitario. Nuestras expediciones empiezan y terminan cargada de valores, de principios de ideas”.

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Barragán nació en Dolores (Pcia. Bs. As.) en 1949. En sus múltiples expediciones y especialmente en la Antártida combinó su formación y la de sus compañeros en navegación, buceo deportivo, montañismo, piloto de planeador, kayakista y su gran capacidad para prever y planificar. Por sus antecedentes, capacidad y la importancia del proyecto para el conocimiento del continente helado, Finis Terra fue aprobado por la Dirección Nacional del Antártico.

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El recorrido geográfico se lo puede apreciar en el mapa en recuadro aparte. Es si interesante, describir algunas de sus experiencias cotidianas para comprender su afirmación “La Antártida es otro planeta, no es comparable a nada del mundo conocido”
El 18 de enero de 2007 partieron de la Base Aérea de El Palomar en un Hércules de la Fuerza Aérea rumbo a Ushuaia, Alfredo Barragán, Jorge Iriberri, el arquitecto Rubén Tablar, Jorge Serda, el ingeniero agrónomo Santiago Roncoroni, y Pablo Tórtora director de KHP como productor y realizador del documental sobre la Expedición. Todos ellos hombres con experiencia que rondan entre los 40 y 60 años de edad.
En Ushuaia practicaron kayakismo en el mismísimo canal de Beagle, puerta Argentina de la Antártida. Cuatro días más tarde zarparon a bordo del rompehielos Irizar de la Armada, en el viaje que todos los años realiza para el reaprovisionamiento de las bases argentinas, hacia el continente más alto del planeta, la Antártida, que tiene un espesor de hielo que lo cubre de casi 2000 metros y donde las temperaturas alcanzan los 78 grados bajo cero.

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Durante 43 días navegaron 6200 millas (11.000 kilómetros), visitaron doce bases antárticas argentinas y extranjeras, estuvieron dos semanas dentro del círculo polar antártico, bucearon entre icebergs, exploraron grietas y escalaron témpanos flotantes. Todo ello quedó documentado y registrado en 15.000 fotografías digitales y 25 horas de filmación de alta resolución. Luego de la expedición se realizaron audiovisuales con las fotografías.

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Las experiencias vividas fueron únicas, y lo más anecdótico fu, haber buceado durante una hora y cuarto en aguas con temperaturas de 1,3° bajo cero y escalado un témpano flotante que se había desprendido del territorio argentino, en el Mar de Weddel. Esta fue la experiencia más significativa de la expedición, ya que tuvimos que caminar un kilómetro sobre el mar congelado hasta llegar al inmenso témpano, de unos 40 metros de alto, que escalamos con técnica de montaña. Y una vez arriba de éste, desplegamos la bandera Argentina sobre una de sus paredes.

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Los exploradores de Finis Terra pudieron advertir, con preocupación, evidencias irrefutables de los efectos del calentamiento global en la Antártida: «En las islas Shetland, por ejemplo, navegaron en zonas que en las cartas náuticas aún figuran como frente de glaciar. Y en la Base Naval Jubany, en la isla 25 de Mayo, donde antes sólo nevaba, fuimos testigos de una lluvia que era algo impensable décadas atrás.
«El propósito de Finis Terra era realizar un trabajo documental en la Antártida para luego difundir el material y así concientizar y sensibilizar a la población mundial sobre esa situación y su importancia para el ecosistema global».

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El viaje a bordo dista mucho de ser un viaje de placer. El trabajo es intensísimo. El reabastecimiento de las bases extenuante en medio de un clima totalmente inhóspito. La investigación de los hombres de CADEI permanente. Las primeras constataciones preocupantes. Las barreras de hielo habían retrocedido 500 metros en los últimos años por el calentamiento global. Después de las Shetland, Decepción y las Orcadas del Sur, llegaron a la primer base permanente. Allí los científicos les afirmaron que la base corre peligro porque la bahía en la que se encuentra se congela cada vez menos.

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Al pasar por el paralelo 77º e ingresar al círculo polar antártico, todos aquellos que lo hacían por primera vez fueron bautizados con un helado chorro de agua sobre la cubierta. Cuando llegaron al paralelo 78º (A doce grados del polo sur) se encontraron con la Base Belgrano II. Entre otras cosas aprendieron a “leer” el horizonte. Si en él, el cielo esta blanco en la superficie hay hielo, si se ven nubes oscuras abajo hay agua. Una de sus mayores experiencias comienza en ese momento. Cargaron carpas, bolsas de dormir, piquetas, cuerdas, alimentos, cámaras y salieron a explorar.

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Dice Barragán:”Se siente en la piel el aislamiento y la soledad”. Luego de caminar una hora encontraron una roca sobre la que montaron las carpas, cortaron bloques de hielo e hicieron una pared semicircular para protegerse de los vientos. Al día siguiente experimentaron el “blanqueo”, fenómeno óptico por el cual se ve todo blanco, no se distinguen formas y se pierde toda referencia, lo cual torna difícil salir a caminar. Para ese día estaba planificado bajar en una grieta. La intención era bajar en una de las grietas, por eso, leyendo el terreno, buscamos y buscamos, hasta que dimos con una. «El flaco» Serdá me daba seguro y a su vez, otro aseguraba al Flaco. Comencé a pinchar el piso con una especie de jabalina hasta que encontré el hueco. En vez de sentir el `toc toc’ del hielo duro debajo de la nieve, la lanza se fue toda hacia abajo. Le di con la pala hasta que cayó el puente y se abrió una boca de un metro y medio de ancho, por tres metros de largo; la grieta debería ser gigante, pero sólo se abrió eso. Con crampones, dos piquetas técnicas y asegurado, descendí en la grieta. La recorrí por debajo del puente de hielo. Hacia abajo se veía rocío azul y, mas allá, negro. Filmamos, fotografiamos, la exploramos… Fue una buena experiencia.»

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La práctica de CADEI en el paralelo 73° fue intensa. Además de las exploraciones, las fotos y la filmación documental, soportaron vientos de 110 km/h y temperaturas de -35° C. Pero no fue todo; también caminaron por el congelado Mar de Weddell has¬ta un gigantesco témpano de hielo y lo escalaron. Una vez arriba, desplegaron una bandera argentina; la misma que, días atrás, el personal de Belgrano II le habían entregado a CADEI en reconocimiento por los 10 años de expediciones. Y allá arriba, en lo alto del témpano, estaba la bandera desplegada con sus hombres saludando: una imagen importante, fotografiada y filmada desde un helicóptero de la Fuerza Aérea Argentina. Era el comienzo de la despedida, ya que el rompehielos ARA Almirante Irízar regresaba a la península antártica, para luego volver al continente americano.

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El buceo entre témpanos de hielo fue otra gran experiencia. «La DNA nos recomendó bucear en las cercanías de la Base Jubany, y nosotros no desaprovechamos la oportunidad de documentar la Antártida desde abajo del agua -cuenta Barragán-. Salimos en dos gomónes y nos sumergimos en una caleta ignota, y en un sector llama¬do Los Pinitos. Junto al «Vasco» Iriberri, al » Flaco » Serdá, a Santiago Roncoroni y a mi hermano Federico, bajé. La temperatura del agua era de -1° C. Allí encontré una flora variadísima, con vegetales de diferentes texturas y variedad de anchos de hoja: algas, estrellas de mar, pingüinos Adelia y de barbijo por todos lados… Te aseguro que fue otra experiencia intensa. Al finalizar, subimos a los botes y nos preparamos para regresar a Jubany. En eso estábamos cuando aparecieron ¡dos focas leopardo! Las tuvimos muy cerca y te confieso que asusta: un maxilar triangular fortísimo. Es una mezcla de víbora, con tortuga de mar, y dinosaurio… Por suerte, ya habíamos buceado… «
Por eso se comprende que después de 43 días don Alfredo haya dicho “Tengo la sensación de haber venido de otro planeta“.

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Exploraciones del CADEI
Barragán sostenía que los africanos pudieron haber llegado a América 3000 años antes que Colón, aunque los científicos consideraban imposible el cruce del Atlántico hace 35 siglos. Para confirmar su teoría, creo y dirigió un equipo compuesto por el comerciante Oscar Horacio Giaccaglia, el camarógrafo Félix Arrieta, el abogado Jorge Manuel lriberri y ingeniero agrónomo Daniel Sánchez Magariños. Juntos a este grupo Barragán se propuso cruzar el océano en una réplica de las antiguas embarcaciones africanas: una balsa de troncos, sin motor ni timón.

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Para construirla viajaron en 1983 a Guayaquil, Ecuador, en donde se metieron en medio de la selva, acompañados por indígenas, para dar con unos árboles iguales a los que en épocas pasadas crecían en la selva africana. Seleccionaron 20 troncos de 18 metros de largo y los llevaron a un astillero de Mar del Plata. Utilizando 9 de esos troncos, fibra vegetal y caña de bambú, crearon una balsa sin timón y con una vela en la que cargaron dos garrafas de gas, alimentos deshidratados, agua mineral, destiladores de agua, e instrumentos de navegación que solo utilizarían para confirmar su posición.

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El 22 de mayo la expedición Atlantis partió del puerto de Santa Cruz de Tenerife, en la Islas Canarias, y todo el viaje quedó documentado, ya que además del camarógrafo Arrieta el resto de la tripulación oficiaría como fotógrafos.
Durante el viaje la balsa debió soportar dos tormentas con olas de más de 8 metros y vientos de 70 kilómetros por hora. La primera fue a los 15 días de salir y duró 48 horas, mientras que la segunda fue casi al final e hizo que se soltaran varias ligaduras. Ante esta situación debieron anular la vela y todos se ataron a la nave. Un momento realmente picante.Igualmente tras 52 días de viaje y recorridos 5.500 kilómetros de mar llegaron al puerto de La Guayra, Venezuela, en donde fueron recibidos por miles de personas. A poco de llegar el capitán de la Atlantis pronunció una frase que quedaría en la historia: «Que el hombre sepa que el hombre puede.»

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Cuatro años después se estrenaría la película «Expedición Atlantis», escrita y dirigida por el mismísimo Barragán. En ella se pueden ver las distintas peripecias que debió soportar la tripulación, como la fractura de la pierna que sufrió Arrieta en pleno viaje. Este film, quizás movilizado por un sentimiento patriótico, fue visto casi obligatoriamente por toda una generación de niños que concurrió al cine en excursión escolar o, en menor medida, debió verla en el colegio mismo.

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Para culminar, nada mejor que repasar los increíbles logros de Alfredo Barragán. En el 84 dirigió la Expedición Atlantis, en 1991 hizo cumbre en el Aconcagua, realizó el cruce de la Cordillera en Globo en 1993, ascendió en 1995 a la cumbre del Kilimanjaro en África, realizó el cruce del caribe en kayac desde Venezuela a Puerto Rico en 1999 y el año pasado realizó la expedición Finis Terra
Después de todo esto le preguntaron si alguna vez la había pasado mal en sus expediciones, su respuesta fue una declaración de principios. «He tenido momentos de zozobra como cualquiera que viaja a Mar del Plata. Siempre digo que si Barragán puede, cualquiera puede, porque las cosas no son imposibles, sino sólo difíciles». Y entre tantas frases queda claro que Barragán tiene un ego enorme, aunque hay que reconocerlo: tiene con que respaldarlo.

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Escalada

Escalada, 22 días en el Pico Sin Nombre, Brasil

enero 25, 2018 — by Andar Extremo

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Fernanda Lupo y Marcio Bortolusso se lanzaron a una serie de seis aventuras inéditas y extremas que comprenden el marco del Proyecto 6 Hard Xpeditions. Sitios inhóspitos, diferentes deportes, conciencia ambiental y trabajo científico, son las cualidades de esta travesía. La primera expedición, escalada al Pico Sin Nombre, les demando 22 días en el mes de agosto en una zona impenetrable al sudeste del territorio Brasilero. Nota en la revista n° 48

6 HARD XPEDITIONS

por Marcio Bortolusso y Andar Extremo
entrevista a Marcio Bortolusso
fotos Fernanda Lupo, Marcio Bortolusso y Kelvyn Medeiros

Marcio, pionero en el fotoperiodismo de aventura, y Fernanda, alpinista experimentada, viven en el Archipiélago de Ilhabela. Desde allí partieron para realizar su primer desafío, una de las aventuras más intensas de sus vidas: la escalada de la imponente y hasta entonces virgen, cara suroeste del «Pico Sin Nombre», una de las más impresionantes y aisladas montañas de la extensa Serra da Mantiqueira. Con largas laderas rocosas y con más de dos mil metros de altitud, la zona se encuentra sin vías de escalada.
A pesar de que su cumbre ya ha sido alcanzada años atrás por otros exploradores, a través de una exigente caminata por su cara menos empinada, esta montaña se mantiene como una de las últimas de Brasil con más de dos mil metros de altitud.
Después de un fallido intento de escalar en 2009, cuando fueron obligados a abandonar las pendientes del pico después de 11 días de fuertes lluvias y tormenta de rayos, la pareja esta vez contó con la valiosa ayuda de los escaladores Diego Moreira y Kelvyn Medeiros, Club de Escalada y Montañismo de Angra dos Reis. A pesar de eso, en la aproximación por la floresta, Fernanda tuvo una dislocación del hombro que la obligó a un descanso forzado pudiendo escalar recién los últimos días.

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Sólo para llegar a la pared de piedra y transportar los 170 kg de equipo, necesitaron 7 largos días. El camino cerrado por la vegetación fue complejo. En la etapa inicial, debieron abrir camino y luego transportar todos los vivieres a la base del cerro, escalando árboles para una mejor visión en la mata, arrastrándose sobre grietas, trepando por raíces en paredes con precipicio, y equilibrando mochilas en turnos que superaban las 12 horas diarias.
Bajo un riesgo constante durante el trabajo vertical, necesitarían fijar las protecciones de seguridad tan distantes que posibles caídas resultarían en vuelos de más de 40 metros y, para castigar aún más la motivación del grupo, llovió. El mal tiempo los obligó a bajar los cerca de 300 metros escalados y las varias horas de pista accidentada, para aguardar una nueva oportunidad, momento en que desafortunadamente Diego y Kelvyn necesitaban regresar a casa debido a otros compromisos y abandonaron la expedición.
Después de 13 días de descanso en el campamento base, milagrosamente el hombro de Fernanda se recuperó y, un poco desnutridos (llegaron a perder 5 kg cada uno), con cortes y hematomas en el cuerpo, decidieron invertir las ultimas energías en una intensa jornada que se extendió hasta completar 24 horas ininterrumpidas de escalada. Esfuerzo que valió la pena, ya que al atardecer sus ojos registraron la cumbre del majestuoso Pico Sin Nombre.

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«Ir más allá, buscar esa gratitud que te da hacer deportes en la naturaleza… cosas para contarle a los nietos hasta los últimos días»

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Entrevista de Andar Extremo

Cómo inician el primer desafío?
La escalada del Pico sin Nombre fue en la región sudeste de Brasil, entre Minas Gerais y Sao Paulo. Ahí está el cordón de la Mantiqueira que tiene muchísimos kilómetros. Como ciudad grande se encuentra Passa Quatro a unos 40 km, y nosotros nos dirigimos hacia la zona rural de Marmelópolis. Allí estuvimos en la casa de un campesino llamado Alfonso que nos dejó armar base, entre gallinas, cabras y chanchos. Preparamos los 200 kg de equipamiento, y empezamos a achicar el equipo. Llevamos menos chapas, menos cuerdas hasta llegar a unos 170 kilogramos.

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De allí a la pared, a qué distancia se encontraban?
En 2009, para causar el mínimo impacto, no abrimos un sendero en la selva. Este año, estuvimos los tres primeros días sin llevar equipo, sólo abriendo sendero y buscando aproximarnos a la pared. Esta región es sensible. Como está protegida no se puede hacer varias cosas. Es una lucha hacer la actividad en otros lugares que están rodeados por empresas mineras que rompen todo, entonces esta zona la defienden. Para que la gente haga escaldada tiene que haber uno que pase primero, así que con mucho cuidado íbamos abriendo la vegetación para hacer un pequeño pasaje. De tanto caminar se fue marcando. Estuvimos una semana para llegar a la base de la pared del Pico sin Nombre de los cuales: tres fueron en navegación, 2 de porteo de los 170 kg en mochilas y tachos de plástico y luego, dos más volviendo. Hacíamos de 12 a 15 hrs de actividad por jornada. El camino era accidentado. No estábamos lejos, a lo sumo 5km, pero había pendientes verticales con peñascos y vegetación. Esos 10km de ida y vuelta lo hacíamos en todo el día.

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Una vez que estuvieron en la base, cómo continuaron?
Esta cima la lograron hacer unos exploradores unos años atrás pero por otro camino menos técnico, ingresando por el Pico Dos Marins. La sierra de la Mantiqueira tiene tres picos importantes y el más visitado es éste, que tiene vías de escalada y una senda para caminar a la cumbre. Allí también abrimos vías. Por ese lado, es fácil acceder por un sendero al Pico sin nombre. Ahora fuimos por el valle, cruzando ríos, subiendo y bajando para llegar a la base. Fue difícil.

Qué largo tiene la pared de la ruta?
Tiene unos 400 metros de escalada y, a lo último, 200 metros más que vas con la cuerda pero caminás y escalás como en cuatro patas “A la francesa” se lo llama aquí, en Brasil.

Cuando Fernanda se rompió el hombro, estuvieron cerca de hacer cumbre con Diego y Kelvyn?
Faltaban 2 días, no tan cerca, a 100 metros, y se largó a llover mucho como tres jornadas. En 2009 con Fernanda habíamos abierto 150 metros. Ahora, cuando se lesionó, escalamos esa distancia y abrí otros 60 metros. Kelvyn hizo otros 60 metros, y Diego hizo la mitad de un tramo, 30 metros. Allí los chicos se tuvieron que ir y Fernanda se recuperó. Hicimos juntos los 3 tramos que quedaban hasta la cumbre.

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Cómo fue ese último tramo?
Estuvimos 24 horas continuas: escalamos, caminamos, hicimos cumbre, sacamos fotos, pero sin tiempo. No teníamos ni 5 minutos, al final tuvimos que cambiar las chapas oxidadas del 2009 en los últimos 150 metros de rapel. En total estuvimos 15 días en la pared.

Cuál era el objetivo de esta expedición?
Mi trabajo tiene dos frentes. Unos es el bienestar personal, ir más allá, buscar esa gratitud que te da hacer deportes en la naturaleza… cosas para contarle a los nietos, no arrepentirme y recordar hasta los últimos días, esta forma de vida que da sentido a todo. La segunda, poder dejarle algo a la sociedad, como desarrollar actividades en la región: ecoturismo, turismo sustentable. Te doy un ejemplo: una vez ascendimos la mayor ruta en Brasil en Piedra Riscada por 8 días, fue muy cansadora, una vía que a pesar de algunas tentativas aún se mantiene sin repeticiones. La medida entre las chapas de seguridad eran de 26 metros, con 9 de los 22 tramos, sin protecciones y podes llegar a caer vuelos de 60 metros, es como hacer una escalada libre sin cuerdas. Luego, estuvimos 15 días más en la región visitando campesinos, y en conjunto con autoridades y biólogos estuvimos haciendo un inventario de fauna y flora que contribuyo para hacer un “tombamiento” de la piedra como patrimonio natural todo esto un año después. “Tombamiento” es un término que se utiliza en Brasil, para generar la protección de áreas para la posteridad. Algo inédito para nuestro país y para ese lugar fue muy importante, porque se logró y hoy está protegido, y varios escaladores de todo el mundo van a Piedra Riscada. Entonces, se ven dos objetivos claros: el deportivo y la preservación del entorno para un turismo sustentable. La ciudad que está cerca, ya tiene más hoteles y paradores, donde albergan nuevos turistas locales y del mundo. En esta oportunidad fue muy importante porque la idea es valorizar esta zona de Pico Dos Marins, que es un objetivo que tengo desde hace más de 20 años. Deseo transformar esa región, en uno de los más importantes polos de escalada tradicional de Brasil junto con zonas importantes como Marumbi, cerca de Curitiba, y Tres Picos cerca de Salinas en Rio de Janeiro.

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Cómo fue la última escalada con Fernanda?
Fue fantástico hacer esta pared con mi compañera. Si bien vivimos momentos de tensión, cuando ella guiaba había tramos donde podría haber volado 24 metros, con la piedra rompiéndose en sus manos. Realmente estuvo muy bueno que se haya recuperado de su hombro porque no podríamos haber terminado la vía.

Qué fue lo más duro de esta expedición?
El peso y la distancia, transportar todo. Fue mortal a veces caminábamos solo 30 metros y teníamos que sentarnos. Nos cansábamos mucho. Después de los 22 días, cuando llegué a Ilhabela, teníamos como agujas clavadas en el hombro y eso luego se transformaban en cuchillos. No podíamos ni movernos, estuvimos como un mes con dolores. Otra de las cosas duras fue la temperatura, no hace frío como en la Patagonia pero es muy húmedo y te podés agarrar hipotermia. En invierno tenés – 10 y en verano 3 o 4 grados.

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6 Hards Xpeditions llevas dos travesías?
Hicimos esta escalada, nos preparamos un mes y luego, 40 días en ríos de Amazonia en kayak. Ese mes intermedio se pasó rápido. Tuvimos que terminar las imágenes, hacer textos, mostrar materiales a los sponsor, conseguir los kayaks rotomoldeados (porque no había en Brasil), preparar los equipos, obtener permisos. Fue una locura. Ahora se viene una expedición de buceo por cavernas que depende mucho de las condiciones del mar y de las cavidades submarinas. El mar tiene que estar muy tranquilo. Con espeleólogos, vamos a hacer un relevamiento nacional de cavernas. Debajo del agua se ve todo: las entradas a las cuevas, los posibles sitios arqueológicos, se pueden medir las profundidades. Es una expedición que estará muy buena. Pensá que hay entradas a cuevas que tienen sólo medio metro de agua arriba, entonces el mar tiene que estar súper tranquilo, porque es posible pasarla mal. Estamos haciendo más cursos de buceo profesional y luego, cuando comencemos la expedición, hay que hacer como los surfistas de olas grandes: esperara el momento. Y cuando esté terminando ésta, empezamos una expedición de canyoning y barranquismo. Luego, haremos ultramaratón por cientos de kilómetros y terminaremos con una travesía de Stand Paddle en unas islas.

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Tuvieron apoyo de marcas?
Los últimos 8 años estuvieron muy difíciles en Brasil y conseguir apoyo costó. Estuvimos realizando el proyecto por seis años y estuvimos un año entero en Sao Paulo en reuniones, golpeando puertas. Por suerte tuvimos el apoyo de importantes marcas, porque se dieron cuenta de la pasión que le ponemos.

Tienen pensado qué van hacer con el material de estas expediciones?
Ahora subimos todo al sitio web y entregamos material a muchos multimedios y para 2018, tenemos pensado hacer un documental tipo serie de tv y un ciclo de conferencias. Todo esto con el fin por supuesto de hacer algo más grande en 2019.

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www.6hardxpeditions.com

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Escalada

Viaje de Cristal

marzo 21, 2016 — by Andar Extremo

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Viaje Cristal es el nombre de la vía de 900m 8a que abrieron 4 argentinos en Pedra Riscada, Brasil
Nota de Andar Extremo n° 39
Cintia Percivatti, María Jose Moises, Horacio Gratton e Ignacio Elorza realizaron en Octubre la apertura de una big wall en Mina Gerais. Un relato de lujo acargo de Cintia Percivatti.

El viento sacudia las hamacas de pared, despertandonos con algun sobresalto. En la oscuridad de la noche, a 500m del suelo en nuestro campamento de altura, dos portaledges (hamacas de pared) se zarandeaban con sus cinco ocupantes dentro. Sin embargo, cierta tranquilidad nos envolvia, estabamos en Brasil, lejos de los vendavales a los que estamos acostumbrados en El Chalten, y confiabamos que en ningun caso podia ser peor que una tormenta patagonica, o si?

La historia de este “viaje de Cristal”, nace con la idea que ten’amos con mi pareja Horacio Gratton, de abrir un big wall en algun lugar del mundo. Nos tentaba bastante la opci—n de ir a Brasil, a la regi—n de Minas Gerais y mas precisamente al monolito de roca de casi 1000 metros de altura, llamada Pedra Riscada, sitio que Horacio conoc’a, ya que hab’a conformado la expedici—n que hab’a abierto la ruta ÒPlace of HappinessÒ en el 2009, junto a Stefan Glowacz, Holgher Heuber de Alemania y Ed Padilla de Brasil, via que termino siendo reconocida a nivel mundial por su calidad de escalada. hab’an varios puntos a favor de ir a este lugar, Horacio tenia contactos, lo cual ayudo much’simo a la organizaci—n, se sabia que la roca era de excelente calidad para la escalada, y ya est‡bamos en Brasil por motivos laborales, asique fijamos el objetivo y comenzamos con los preparativos.

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Para empezar sabiamos que abrir una via de estas caracteristicas es una tarea dura, y seria optimo ser dos cordadas, para ir alternando entre lo que es apertura y las trabajos de pared, como subir petates, agua viveres, material de escalada, etc.
Enseguida se nos ocurrio que nuestra pareja amiga Majo Moises y Nacho Elorza serian perfectos compa–eros para esta aventura., ya que tienen mucha experiencia abriendo vias y en las tecnicas de big wall, y ademas y muy importante son grandes amigos.solo basto mostrarles un par de fotos y olieron la aventura, el grupo estaba formado!
Este tipo de aperturas en una zona relativamente alejada como esta, conlleva numerosos problemas logisticos que fuimos resolviendo a lo largo de tres meses de preparacion.
ademas habia un consenso general en hacer una buena documentacion de esta escalada, y Noel Martinez de Aguirre era la persona a reclutar, ya que desde hace mucho se dedica a la fotografia y films de escalada de manera profesional, y nos gusta mucho su trabajo. Tampoco costo mucho convencerlo!

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El trip comienza un inusual dia frio, pasamos a buscar a nuestros amigos por el aeropuerto de Sao Paulo, llenamos hasta el tope la fiat doblo que alquilamos por un mes, y casi haciendo willie partimos hacia el norte.
Como el camino es largo y por momentos nada sencillo, paramos dos veces en sectores de escalada que nos quedaban de camino, y de esta manera no solo haciamos mas ameno el viaje, sino tambien nos poniamos a tono para la escalada en la Pedra.
Fue as’ como pasamos unos dias entre Sao Bento do Sapucai, donde sembramos hermosas amistades con colegas escaladores que viven ahi y Serra Do Cipo, sitio tremendamente explotado en escalada deportiva, un lugar super fan‡tico.
El pueblo que queda mas cercano a la Pedra Riscada se llama Sao jose Do Divino, y nuestro contacto alli era Edemilson Duarte.

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Edemilson es propietario de una estancia a pocos kilometros de la Pedra donde tiene ademas una posada que funciona en los meses de verano como paraje tur’stico, para la gente que busca ba–arse en los pozones que forma el rio que pasa a los pies de este hospedaje.
Ya en viaje hacia el destino, Horacio tras incontables intentos, no hab’a podido contactarse con Ed y tampoco recordaba cual era su casa del pueblo. Ibamos a tirarnos a la pileta! como si supiŽramos lo que est‡bamos haciendo, llegamos de noche al pueblo y le preguntamos a la primer persona que se nos cruzo, si lo conoc’a a Edmilson Duarte, que nos urg’a encontrarlo. Para nuestro asombro, si lo conoc’a! luego entendimos que Ed es la persona mas famosa del pueblo. Musico (tiene grabados tres discos, uno junto al celebre Ze Ramallo), emprendedor rural y turistico. Ed es sin duda la personalidad mas importante de Sao Jose y a quien le debemos que los escaladores sean tan bienvenidos alli.

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Basto con preguntarle a esta persona, para que nos guiara en la direccion correcta, y digo guiara porque fue literal, el tipo nos dijo «esperen aca» y al ratito aparecio en un auto y nos hizo se–as de que lo siguieramos. Creo que en Sao Jose do Divino encontre a la poblacion mas amable que haya visto.
Ed nos recibio con los brazos abiertos y puso a nuestra disposicion el “Recanto Pedra Riscada” una posada que queda convenientemente a unos 7 km del comienzo de nuestra via!
Durante el viaje Horacio nos habia estado preocupando por el estado de los caminos para acceder a la Pedra, nos contaba historias de machetazos y zanjas y todo tipo de peripecias que habian tenido que sufrir para llegar a la base de la pared.
Pero ahora para nuestra sorpresa y agrado general, los caminos de auto est‡n impecables y no solo eso, est‡n se–alizados para los escaladores!
Resulta que la via ÒPlace of HappinessÒ abierta seis a–os atr‡s se convirti— en un exigente clasico brasilero y ademas atrajo la atencion de escaladores de todo el mundo, quienes a su vez fueron abriendo otras vias.
Es por eso que Ed se encargo de que los sucesivos intendentes vieran la importancia turistica que representa la Pedra y han puesto manos a la obra y estan dispuestos a ayudar a desarrollar la escalada en la zona. No creo que haya muchos sitios en el mundo donde el escalador se sienta tan bienvenido!

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Una vez acomodados en nuestro campo base de lujo nos fuimos a ver la pared y estudiar la linea. Intentaba concentrarme en la via a escalar, pero era dificil con las cientos de picaduras de garrapatas que haba traido desde cipo.
Visualmente la linea perfecta era casi una recta desde la base a la cumbre, pero por supuesto no sabiamos si era factible. Por suerte al final la linea sigui— el recorrido planeado en ese dia de estudio.
decidimos entrar por los primeros largos faciles de la Place y luego continuar recto. en el primer dia de escalada nos enfrentamos al mayor peligro, abejas! desde el bosque salieron miles de ellas en una nube densa y ruidosa, pasaron a escasos metros de nosotros, por suerte pasamos desapercibidos, hace poco una cordada brasile–a sufrio el ataque de abejas, uno de los escaladores murio y el otro se salvo por poco.
De ahi en adelante decidimos salir ÒarmadosÒ con buenas dosis de dexametasona inyectable, por las dudas. Al dia siguiente, mas o menos a la misma hora de la ma–ana, me encuentro jumareando en punta, mis compa–eros vienen mas abajo, de repente empiezo a escuchar el zumbido aterrador, segundos mas tarde la nube densa se dirige hacia mi. Mantener la calma! intentando moverme lo menos posible, saco los jumars ,pongo la placa y desciendo unos metros, intentando poner distancia y a la vez moviendome lo mas sigiloso posible. segundos de tension, la nube que pasaba se queda estatica a metros mio como dudando si ir a por mi o seguir camino. deciden continuar. en pocos segundos las pierdo de vista, como si quisieran recuperar el tiempo perdido en mi. Suspire aliviadaÉ Por suerte solo las vimos en dos oportunidades, y luego ya no volvieron a aparecer.
El primer dia logramos ya instalar el primer relevo de nuestra via, luego de cinco largos por la ÒplaceÒ nuestra ruta continua al recto.
Luego vendrian dias de intenso trabajo que consistian en jumarear, abrir, escalar, izar petates, fijar cuerdas. Para esto arrancabamos bien temprano en la madrugada y volviamos a la base ya de noche.
La escalada no paraba de sorprendernos por la calidad.Luego de unos dias de apertura en que fijabamos cuerdas y retornabamos a la base, decidimos que era hora de instalarnos en la pared. A 500m acomodamos dos portaledges (hamacas de pared) y desde alli continuamos la apertura. Ahora se repetia la rutina pero desde mas arriba!, ademas habiamos comenzado a liberar los largos mas duros de la via.

La primera noche en las hamacas nos aviso como serian las cosas de aca en mas, al caer el sol comenzaban fuertes vientos que amenazaban la integridad del campamento, pero de a poco aprendimos a relajarnos, ya que siempre paraba hacia el amanecer. tambien tuvimos noches de lluvia que se prolongaron hasta media ma–ana, lo cual retrasaba la apertura pero al mismo tiempo nos daba una oportunidad para dormir un ratito mas! ya que luego de varios d’as seguidos en la pared el cansancio empieza a pasar factura y los madrugones cuestan cada vez mas. pero la motivacion estaba bien arriba, ya que la via siempre iba a mejor!
Dos dias de trabajo nos llevo superar el desplome amarillo, que quedo con largos de 7c+ y 8a de alta calidad. El Primer largo del desplome me toco abrir a mi. Se trataba primero de un dique o peque–o canal, que parec’a haber sido socavado por el agua, haciendo tomas o agarres en los bordes del mismo. parec’a por momentos como estar en Espa–a en los cl‡sicos sectores de chorreras y desplomes con canto. Luego, el dique se terminaba y seguia para arriba una placa con ’nfimas tomas, peque–os cristales de granito que apenas se dejaban agarrar, lo cual la apertura se hizo mas interesante. tuve que aplicar tŽcnicas de progresi—n en artificial, ya que escalar con el taladro en la espalda semejante larguito se complicaba un poco, fueron 5 horas de ardua tarea y un poco de adrenalina, pero nada que impidiera nuestro paso. El largo siguiente le toco a Horacio. Era el segundo largo de los dos desplomados, que termino con un grado de dificultad similar al anterior.
El fin del desplome nos deposito en una gran columna vertical de 200m que resulto mas facil tecnicamente pero de gran ambiente y roca optima. Un largo despues de terminar esta columna alcanzamos los ultimos largos faciles de la ÒPlaceÒ donde vuelven a juntarse las rutas.
Horacio que ya conoc’a estos œltimos largos, me fue indicando mas o menos por donde iba la linea de escalada, ya que al ponerse mas f‡cil tŽcnicamente, tambiŽn comenzaban a escasear los seguros cada vez mas. Sali de la reuni—n y las chapas brillaban por su ausencia. Òdale recto, supera ese resalte y seguro hay una chapa ahíÒ me grita Horacio intentando tranquilizarme ya que iba mas de medio largo sin poder asegurar. veinte metros mas arriba me encuentro haciendo unos pasos delicados con el relevo de abajo como unica protecci—n. En eso a lo lejos veo dos puntos brillantes, era la reunion! todav’a a unos quince metros a la derecha de donde me encontraba! Luego de una travesia facil pero delicada, llego al relevo luego de sesenta metros sin seguro!
Otro larguito mas y la ansiada cumbre porfin estaba bajo nuestros pies. Uno a uno fuimos llegando hasta estar los cinco festejando, y admirando la vista desde este m‡gico lugar.
A la bajada nos encontramos con amigos de Brasilia que estaban terminando de repetir la ÒPlaceÒ, los felicitamos y continuamos con nuestro trabajo de limpiar la via.

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Unos dias mas tarde, luego de haber limpiado la pared, de bajar el campamento, todo el equipo, nos despedimos de Edemilson, de la Pedra y de la vida que hab’amos dejado lista para que otros escaladores la transitaran, nos despedimos de los amigos de Sao Jose y de este lugar increible que en adelante permanecer‡ en el recuerdo de una magica aventura, un viaje lleno de aprendizaje, de adrenalina, de compa–erismo, de emociones,un viaje de Cristal.

Ficha Tecnica:
La pedra Riscada se encuantra a unos 20 km de Sao Jose do Divino, un pueblo al norte del estado de Minas Gerais. La mejor epoca para escalar es desde mayo a fines de agosto.
El mejor campo base que se pueda imaginar es el Recanto Pedra Riscada de Edemilson Duarte.
Esta zona de grandes morros y big walls se esta consolidando como una de los mejores lugares, al menos de sudamerica, para el estilo deportiva en pared. Aunque queda mucho por abrir ya son varias las lineas abiertas, que bien vale la pena ir a repetir, vias como “The Place Of Happiness», “Onde O Vento Faz una Curva”, “O Planeta Dos Macacos” en el vecino morro Filiote, y por supuesto “Viaje de Cristal” son vias de alta exigencia en estilo big wall.
Equipo:
Para repetir “Viaje de Cristal” hacen falta, 19 cintas express, 1 set cams, .4-3, 1 set stoppers, 2 cuerdas 60m.
en toda la via no existen repisas donde vivaquear, as’ que al menos que se logre en el dia, o se instalen cuerdas fijas, recomiendo llevar portaledges (en el largo 10 existen emplazamientos para hamacas), de esta manera se hace mas amena la escalada y da la oportunidad de probar los largos mas duros.

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