Exploracion

Chalten, Dale luz al Instante

septiembre 24, 2025 — by Andar Extremo

main

Exploracion

Chalten, Dale luz al Instante

septiembre 24, 2025 — by Andar Extremo

Marisol López y Javier Rasetti de “Nación Salvaje” luego de viajar años en bicicleta se instalaron en el Chalten. No solo encontraron su lugar en el mundo, sino que desde la perspectiva de sus vidas encontraron en este paraje un verdadero paraíso en movimiento. A continuación el relato de Sol que le da luz al instante.

Por Marisol López Fotos Javier Rasetti

chaltennacionsalvaje1

Mi ventana preferida de la casa es la que da al paredón, 100 mts de imponente roca volcánica que rodea gran parte del pueblo. Es lo primero que veo al levantarme por la mañana con un café con leche entre las manos, y es también, el que me recuerda donde estoy y porque elegí este lugar cuando ando revoloteando nerviosa por la casa, o me da la angustia existencial y algo absurda de los que tenemos la vida bastante resuelta.
“Teníamos un vínculo, la común ansia insaciable de averiguar qué había más allá de cada loma”. Así recordaba Andreas Madsen, uno de los primeros pobladores de la zona, su relación con Fred Otten – taxidermista que, por el año 1903 – al igual que él, andaba en búsqueda de cualquier excusa para aventurarse por estas remotas tierras.
Saco cuentas mentales y voy enseguida a la calculadora del celular para confirmar el número exacto; 121 años pasaron desde esas épocas, en las que para llegar hasta este rincón del mundo, hacía falta mucho más que tiempo, mucho más que esfuerzo, mucho más que simple curiosidad.

chaltennacionsalvaje2

…un ansia insaciable de averiguar qué había más allá de cada loma

chaltennacionsalvaje3

La piel se me eriza, el pecho se expande y una emoción familiar me cristaliza los ojos. Quizás sea resultado de la melancolía por un mundo que no conocí, o tal vez por la cercanía con palabras ajenas, sentidas 121 años atrás, que provocan un eco rotundo cuando las leo, como si de algún modo, también me pertenecieran un poco. Debe tener relación con un hecho del que casi puedo decir, no me caben dudas: Si te paras en lo alto de un edificio frente a alguna ciudad, posiblemente te hagas preguntas sobre el ser humano, pero sí, en cambio, se te ocurre pararte frente al inconmensurable horizonte de la Patagonia austral, las preguntas que surjan difícilmente puedan encontrar alguna respuesta.

chaltennacionsalvaje4

Porque los lugares te forman, desarrollan sentidos, intensifican o apagan curiosidades, te moldean. Y acá, en este pedacito del mapa, donde los vientos castigan y las distancias aún te mantienen con la vista perdida durante horas, en kilómetros y kilómetros de horizontes que parecen eternos. Todavía, a pesar del tiempo y las épocas, el aire susurra a lo lejos misterios perdidos, detrás de cada loma por descubrir.

Vivimos en Santa Cruz, en un pequeño pueblo al pie de la Cordillera de los Andes, de aproximadamente 2000 habitantes y algunos que otros desequilibrios sociales. Vivimos también, en una de las postales del mundo y de las selfis más codiciadas en instagram. Cuando me preguntan dónde vivo, a veces y según la circunstancia, puedo sacar provecho de la situación o quedar atrapada en una charla interminable de la que no puedo escapar. Porque la respuesta es El Chaltén, un lugar intenso y muy especial desde todos los aspectos posibles. La Real Academia Española define intensidad como: Muy vehemente y vivo. Sumándole sinónimos que puedan ayudar a esclarecer mejor su significado: fuerte, potente, profundo, agudo, penetrante, vivo, enérgico. Si me tocara a mí describir El Chaltén sin caer en ninguna de esas palabras, no me quedaría más alternativa que intentar relatando una historia.

chaltennacionsalvaje6

Una vida en la montaña
Javi cree en la poesía, pero no tanto en la escrita de palabras encontradas, él cree más que nada en la poesía como elemento indispensable de los días, como se cree en el sabor profundo del chocolate en el paladar al cerrar los ojos, o en la hoja de otoño pequeña y corriente, que flota en medio del bosque bailando entre los hilos de una telaraña. Spinetta lo llamaba “darle luz al instante”, Ramón Ayala “El Mensú” lo titulaba “Mi Pequeño Amor” y lo cantaba tan lindo y claro, que sin importar las veces que lo escuche siempre vuelve a emocionarme…“todo vive en ti, el junco y la estrella que muere…” decía.
Cuando nos vinimos a vivir a El Chaltén nuestros días, desde hacía varios años, andaban bastante ocupados en eso de iluminar momentos. Habíamos encontrado algún tipo de receta infalible que nos venía funcionando casi a la perfección: Desear, crear, trabajar mucho y hacer que suceda, para finalmente sorprendernos con las nuevas y desconocidas experiencias que resultaran de la mezcla. Para ese entonces hacía más de 10 años que viajamos por la cordillera, pero era la primera vez que decidíamos vivir de forma permanente en ella.

chaltennacionsalvaje7

Ahora es cuando toca hablar de El Chaltén, prometí no utilizar la palabra intensidad ni ninguna de sus variantes, así que con las disculpas del caso, no me quedará otra opción que volverme bastante más burda y explícita. Una piña en la cara, eso fue Chaltén para nosotros, de esas que te agarran desprevenido con el cuerpo relajado, un pie en el aire y el rostro impávido. No era el momento, no era la forma, o posiblemente al igual que la vegetación nativa que habita estas tierras, echar raíces, siempre y sin importar la circunstancia, lleva tiempo, paciencia y mucho de adaptación.
En tan solo unos meses pasamos de soñar con grandes objetivos a tener que concentrarnos en pequeñas y simples metas cotidianas. Aprendimos una vez más, que nunca jamás terminas de aprender. Estábamos acostumbrados al insondable placer de contemplar la vida aventurándonos en ella, entre metas, bicis y montañas. De golpe y sin aviso, tuvimos que aprender a encontrarla en lo corriente, en lo que dificultosamente advertimos, el minúsculo brillo diario de lo elemental.

chaltennacionsalvaje8

Fundamentos de la rutina
Parece que conformarse no es cosa popular por estos tiempos, y nosotros no éramos ni tan sabios, ni tan humildes. Costó un buen rato descubrir que por ahí también, y sobre todo ahí , urgía la vida.
Ayer vino el pescadero al pueblo, no pasa siempre, no pasa casi nunca. Compramos langostinos para hacerlos al ajillo y 1 kilo de rabas. A la noche prendimos el fuego de la salamandra, la casa olía a pescado. Afuera nevaba un poco, todavía falta para despertar por las mañanas sin tener que correr entre saltos y pies fríos a encender la leña – me gusta, a los dos nos gusta -. Es un ritual que disfrutamos: Vamos a buscar al bosque los troncos caídos, luego toca hachar: cortamos algunos grandes y otros más pequeños. Son esos troncos los que hoy nos dan calor. No es cómodo, ni rápido y así está bien.

chaltennacionsalvaje9

La casa es pequeña, la hicimos nosotros mismos, no es perfecta y menos que menos aesthetic, pero tienen mucha madera y para construirla reciclamos de todo: puertas, ventanas; las patas de la mesa son de postes de tranquera. Dice Nico que la casa es muy nosotros. Yo la siento como un refugio, así que algo de razón debe tener.
En El Chaltén siempre alguien golpea a la puerta, y siempre hay un mate caliente esperando del otro lado. La vida social es entretenida y a veces agotadora. Los planes se reproducen más rápido que una pandemia, con una diversidad de opciones que nunca deja de sorprender: Nadar, correr, escalar, bajar el río en kayak, esquiar, pescar, andar en bici, ir a caminar, cazar, ayudar a construir una casa, bailar tango, jugar al ajedrez, recuperar plantas nativas, juntarse a ver cine, tocar tambores, bailar afro, jugar hockey, ayudar en un rescate, forjar cuchillos, ir a coro, ir a juntar arcilla para hacer cerámica…son apenas algunos de los ejemplos posibles.
Un pequeño pueblo de aproximadamente 2000 habitantes, con una habilidad innata por la inquietud.

chaltennacionsalvaje10

Los días de viento fuerte son tan habituales que inevitablemente en los momentos de calma todo cobra mayor sentido. No importa cómo o haciendo qué, esos días la felicidad se vuelve exagerada y ridículamente perceptible en todas partes.
Cada tanto los cóndores bajan al pueblo, y cuando lo hacen vienen en bandada: planean despreocupados por encima de nuestras cabezas y te obligan a pausar cualquier cosa que estés haciendo por unos minutos, para estirar el cuello hacia arriba y mirarlos. Se van como llegaron, alejándose de a poco hasta perderse entre los cerros, para permitirte recién entonces retomar nuevamente tu actividad.
El pasto creció, todo lo que era tierra hoy ya es verde y mullido. Cuidar, regar, esperar con paciencia que brote. Probablemente, no cuente solo para el pasto.

chaltennacionsalvaje11

Afuera
Abrir un mapa satelital en Santa Cruz es, para quien le gusta la aventura, adentrarse en un anhelo de infinitas posibilidades. Cada valle, cada loma, cada huella perdida, 243.943 Km² de oportunidades. Detrás de los cerros que te encontrás al abrir la puerta de tu casa, internándote por el río que cruza la ruta. Un dedo se levanta y señala una línea: se debate, se mira la geografía, se corrobora el desnivel, se estudia pacientemente en la imagen satelital, se traza un camino posible, se espera el momento y se prueba, con la tranquilidad de entender que los intentos fallidos son tan importantes como los acertados.
Unimos caminos atravesando cerros sin nombre, pedaleando por cauces de ríos, siguiendo huellas de guanaco. Empujamos la bici trepando por algún bosque, para llegar hasta aquel filo nevado que promete, tal vez, una bajada conmovedora. Salimos livianos, con lo que pueda entrar en una mochila, y sin importar el lugar que encontremos para dormir, el cielo siempre explota sobre nosotros por las noches y al abrir los ojos con la primera luz del día hay un amanecer pintado de azules, rosados y violetas.

chaltennacionsalvaje12

El mundo acá es extraordinario. Pero el mundo siempre lo es, solo hay lugares y situaciones donde cuesta un poco más la perspectiva.

..”todo vive en ti, el junco y la estrella que muere”… decía El Mensú

Afuera, detrás del paredón que veo desde mi ventana, hay kilómetros distantes y prometedores donde reinan los guanacos, cientos de quebradas que desconozco y cimas desde las que se pueden revelar nuevos y enigmáticos horizontes.

chaltennacionsalvaje13
Adentro, comienzo a batir dos huevos mientras tarareo un tema de Raly; la casa ahora huele a café: Cuidar, regar, esperar con paciencia que brote. Vivimos sobre una pequeña pendiente y siempre que pasa algún niño juega a treparla, para finalmente entre sustos y risas, dejarse caer con envión. Así es como cree Javi en la poesía, como en las pendientes: que pueden pasar inadvertidas por cada vereda en la que camines, o convertirlas concienzudamente en una experiencia asombrosa, en la que puedas dejarte caer -entre sustos y risas- con un gran y vertiginoso envión.

chaltennacionsalvaje14

chaltennacionsalvaje15