por Andar Extremo, fotos Adelson Carneiro Rodrigues
¿Cuál fue tu inspiración?
Hice una expedición por la costa brasileña desde el 17 de febrero de 2020 hasta el 26 de marzo de 2023. Fue un desafío muy grande. Anteriormente, seguí a aventureros que realizan este tipo de periplos, como Freya Hoffmeister y otros. Cuando Freya realizó la circunnavegación de América del Sur, fue una gran inspiración para mí y para muchos kayakistas. Entonces, cuando completé toda la costa brasilera, me dije: ‘Tengo que continuar’. Salí de la Barra de Chuy, en Uruguay, con la idea de llegar a Ushuaia, en Argentina. Este viaje será de unos 4.000 km, y la idea es terminarlo en un año.
¿Cómo te metiste en el mundo del kayakismo?
Después de muchos años practicando natación, triatlón y carreras de running y ciclismo, terminé cansándome de esas prácticas repetitivas. En 2002 comencé a remar los fines de semana con amigos, y fue maravilloso. Empecé a remar sin compromisos y, al final de ese año, hice una travesía en kayak de 200 km. Vivo en San Pablo, y mi primer viaje lo realicé en la región donde nací, bien al sur del estado de San Pablo, que se llama Ilha de Cananeia. Es una región muy rica, muy bonita; un área de protección ambiental. Es un lugar increíble. Es un sitio ideal para remar: aguas abrigadas, canales, muy adecuado para la iniciación en largas remadas. Luego expandí las salidas a otros lugares más lejanos y, finalmente, terminé remando toda la costa brasilera.
¿Cómo proyectas pasar de hacer travesías de una semana a una remada tan larga de tres años?
Ya cuando proyecté el viaje por la costa de Brasil, tenía más de 2.000 km remados en travesías cortas. Ese fue un periodo de búsqueda y conocimiento de la costa brasilera. Por ejemplo, uno de esos viajes fue de 350 km para adaptarme. Mi cabeza ya estaba preparada para lo que me iba a enfrentar. Siempre he realizado actividades de larga duración: hice triatlones Ironman, corrí 44 maratones, participé en pruebas de multiaventura en solitario de 80 km y nadé pruebas de 40 y 70 km. Todo eso hizo que tanto mi mente como mi cuerpo estuvieran adaptados para remar y enfrentar un desafío como lo es recorrer toda la costa de Brasil. En esa travesía, salí del límite entre Guyana Francesa y Brasil, en Oiapoque. El primer estado de Brasil es Amapá, luego viene Pará, Maranhão. Llegué a pasar por 17 estados brasileños en esos 8.082 km. Esos 3 años y 38 días fueron planeados para completarse en ese tiempo y así conocer la costa, la gente, la cultura, etc. Geográficamente, al ser tan amplio Brasil, las costas tienen características muy diferentes. Yo fui registrando, a través de libros, videos y fotografías, todas esas variedades que ofrecía la costa.
¿Planificas día a día un viaje así?
Sí, por supuesto. Hice una búsqueda de información durante 5 años antes del viaje y un relevamiento por región. Hay 4 grandes regiones en Brasil: la región Norte, Nordeste, Sudeste y la región Sur. Cada una tiene sus características, principalmente por las corrientes que descienden de norte a sur. Desde el Cabo San Roque, que tiene una curva bastante pronunciada hacia el este, y más al norte, antes del río Amazonas, hay una corriente que desciende al sur. Luego esta corriente se enfrenta al Cabo San Roque y continúa bajando por 6.000 km hacia el sur, con vientos también a favor.
¿Cuántas horas por día se rema en una travesía así?
Al principio de la expedición remaba 12 horas por día, luego el promedio me dio 10 horas y sin salir del kayak, porque la región norte de nuestro país es como si fuese la Bahía de Samborombón: tiene mucho lodo y barro. La marea también baja y sube mucho. En el norte de Brasil hay una diferencia de amplitud de marea de 8 metros; sube y baja esa medida, lo que hace que remar sea muy complicado. Si uno sale a las 5 de la mañana, para las 3 de la tarde la marea ya está baja. En ese período de 6 horas del cambio de marea, la cantidad de agua que entra y sale es muchísima.
¿Cómo planificas la alimentación en estos viajes?
En la región amazónica, la planificación del viaje me excedió. Allí llevaba dentro del kayak comida para 20 días. Podía perderme o pasar algo, así que llevaba víveres de más, y siempre unos 15 litros de agua para los tramos largos. Pero al final no llegué a necesitar tanta comida. Sin embargo, por las dudas, es necesario tenerla.
¿El viaje por la costa de Brasil fue continuo o por tramos?
Fue directo. Empecé el desafío y lo terminé. Por supuesto que hubo días de descanso, pero lo hice de manera continua. Eso lo aprendí cuando subí el Aconcagua. Un argentino me dijo: ‘Cuando salís de tu casa y cerrás la puerta, no se puede volver hasta terminar la expedición.
¿En el viaje por Brasil has tenido problemas con el kayak?
Usé tres kayaks en ese viaje. El primero, para un tramo de entre 2.000 y 3.000 km, fue un modelo de HB. Luego lo cambié, y al finalizar usé el mismo modelo que al principio. Nunca tuve problemas, ya que evitaba los puntos de peligro, lo cual me permitió proteger el kayak. Si uno encara una expedición así y no tiene experiencia, es muy probable que termine rompiéndolo. Con el tiempo, vas aprendiendo cómo se comporta el kayak lleno, vacío, y eso te ayuda durante la travesía. En mi opinión, es más fácil entrar y salir del agua con el kayak lleno, porque está bien estable. Para que esté bien lleno, estamos hablando de unos 50 kilos de carga, más unos 30 kilos del MG Ártico 2 que uso ahora. En realidad, es un kayak que pesa menos, pero el mío, Gustavo Feldman, me lo hizo más fuerte y reforzado. Así que, en total, sumando a la persona, estará en unos 170 kilos aproximadamente.
¿Siempre al viajar así te vas contactando con gente de los lugares?
En el viaje por Brasil, al igual que en este por Uruguay y Argentina, se va creando una red. Una persona me conoce y comunica a otra sobre dónde voy a pasar. Se genera una red de apoyo, y esa divulgación hace que mucha gente me brinde su ayuda.
¿Cómo hiciste para, después de un viaje por Brasil tan largo, organizar otra travesía tan grande?
Cuando estaba terminando el viaje por las costas de Brasil, mi mente ya volaba más adelante, pensando en una secuencia de expediciones. Al finalizar en marzo de 2023, ya estaba programando este viaje. Tengo dos hijos que ya son grandes, tienen su vida, y ya no tengo compromisos. Soy profesor de Educación Física, trabajaba como personal trainer y siempre fui libre, así que me propuse este nuevo desafío. Además, con los medios de comunicación actuales, aunque uno esté lejos, siempre está cerca de la familia.
¿Ya llevas 1180 km en Uruguay y Argentina, qué es lo mejor que te pasó?
Cuando uno sale de su país, suele pensar que remar en otro país será diferente o difícil. Lo interesante es que yo nunca había remado en temperaturas tan bajas. Cuando salí de la Barra del Chuy, lo hice con el agua a 9º, acompañado por Gustavo Feldman de MG Kayak, quien me apoyó todo ese tramo hasta José Ignacio. Luego, en Punta del Diablo, recibí el apoyo de Chipi Marino, y más tarde en Cabo Polonio y nuevamente en Punta del Diablo, siempre estuve acompañado. En Montevideo y Parque del Plata me hicieron asados. En Buenos Aires, Gustavo Feldman y Mariana me alojaron, Adriana Buchele me recibió en La Plata, y Martín Lezcano en Termas Marinas de San Clemente. Uno imagina que en otro cosa pero la gente termina siendo magnífica y me hace sentir muy bien como en casa.
¿Cosas malas te pasaron?
Las cosas malas trato de sacarlas de la cabeza para no quedarme con una sensación fea. Mi mente siempre busca el positivismo, para que no entre nada malo. Hay que seguir con fuerza y resiliencia, eso es importante. Si alguna vez me pasa algo que no es bueno, al día siguiente, con la remada, vuelve la positividad.
Remar es una lección constante. Con 23 años navegando y más de 10.000 km conquistados, cada remo en el agua trae un nuevo desafío y algo nuevo por descubrir
¿Cómo te preparas para las zonas frías?
Todo es complicado donde hay mar y agua, ya que las condiciones climáticas cambian rápido, especialmente en el sur, con el viento y la temperatura del agua. Hay que investigar y pasar con el mayor cuidado posible, principalmente en la Península Mitre, el Canal de Beagle, etc. Incluso los kayakistas de Ushuaia me están apoyando para que llegue en invierno, cuando solo hay 5 horas de luz, pero el mar está más tranquilo. Para afrontar eso, tengo trajes secos y ropa especial para el frío.
¿Pensás parar algún día o vas a seguir viajando en kayak?
Pienso remar hasta los 100 años… (risas)
MG Ártico 2, Gustavo Feldman
La elección del kayak de Anderson fue un contacto a través de Mariana Feldman. Me gustó el proyecto y decidimos apoyarlo. Le hicimos un kayak reforzado que tiene una capa más de tela, y la proa y la popa también son más gruesas para poder arrastrar el kayak por la playa. Debe tener un espesor de 1 cm para que no se dañe.
El Ártico 2 se acomoda a la ola aunque no la calcules. En Uruguay, en la zona de José Ignacio, remamos con mucha niebla, así que no podíamos ver las olas, y no tuvimos problemas. Cuanto más pesado está el kayak, es mejor para entrar, porque es difícil que la ola te lleve para atrás. Lo malo de tener tanto peso es que, a veces, no pasas la secuencia de la ola y te revienta encima.
Adelson navega con el programa Windguru, y las olas en el mar son más predecibles que en el río. En el mar, tienen más flotabilidad y secuencias más estables. Este programa te dice de dónde vienen las olas, la distancia entre ellas y cada cuánto rompen.