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RÉCORD NACIONAL DE DISTANCIA EN PARAPENTE 2009, SERGIO CRESPO

agosto 7, 2020 — by Andar Extremo

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RÉCORD NACIONAL DE DISTANCIA EN PARAPENTE 2009, SERGIO CRESPO

agosto 7, 2020 — by Andar Extremo

En el año 2009 Sergio Crespo desde Pehuajo logró realizar dos récords nacionales de parapente en su modalidad distancia. Uno fue en biplaza y el relato que vamos a darles es el de monoplaza logrado el 23 de enero de 2009 con una distancia de 301 km. Esta nota salió en la revista Andar Extremo nº 3 en Mayo/Junio 2009

relao y fotos Sergio Crespo

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El día Jueves 22 de Enero de este año estaba con mi familia de vacaciones en Córdoba, y mientras mi esposa y mis hijas disfrutaban del agua del río, del sol y del calor; yo estaba sentado a la sombrita de un árbol y en el hueco que se formaba por el follaje miraba hacia arriba y veía como un jote giraba una térmica y se iba alto y lejos…¿Qué estoy haciendo acá, en vez de estar ahí…?
En ese momento creo que nació el record.
Habíamos quedado con Marquitos Del Río que para el fin de semana viajaríamos con mi familia para quedarnos el fin de semana en cuchi, en carpa así volaba con él allá. La meteo no se veía muy bien para mí en córdoba, ya que cada tanto revisaba los meteogramas de Meteofa y Wind Gurú. Miraba los de Córdoba y los de Pehuajó y no estaba para nada equivocado…
Si, estaba en lo cierto, venía mal para Córdoba la cosa, así que nos mandábamos mensajes con marquitos para saber que hacer ya que me quedaban muchos kms desde Calamuchita hacia Cuchi y realmente no tenía ganas de ir y no poder volar allá, así que en ese momento mirando que pasaría en Pehuajó, decidí volverme porque tenía el presentimiento que tenía que estar en mi ciudad.
Ya el Viernes me comunico muy temprano con Ricardo Paladino, un amigo y compañero de equipo de vuelo y le pregunté si me podía dar una mano para ese fin de semana porque tenía que hacer una serie de vuelos, me dijo que sí, que ponga un horario y que lo pase a buscar.

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El mismo viernes estábamos ya en la ruta 86, a la altura del acceso de Nueva Plata, a unos 15 kms de Pehuajó. Esta es una ruta tranquila con poco tráfico y la usamos desde hace mucho tiempo para los remolques.
Realmente estaba algo atípico el día, no se veía volar nada, ni moscas, ni pájaros, ni planeadores, ni aviones, pero yo tenía fe que algo podía pasar, así que entre una cosa y otra se nos hizo muy tarde, eran las 14:00 hs más o menos y hacemos el primer vuelo, un remolque normal, sin ninguna sorpresa; desprendo en un ascenso y creo que ya está la térmica, pero me equivoqué y me fui abajo rápidamente, estaba muy movido, muchísima turbulencia, plegadas van plegadas vienen y de térmicas ni hablar así que me fui abajo y no tenía ganas de pelearla así que decidí aterrizar seguro y volver a empezar.
Llega en ese momento Ricardo luego de juntar la soga, y le digo lo que había experimentado; y decidimos hacer otro vuelo, porque realmente yo presentía que se podía dar algo interesante, porque había actividad térmica, la presión estaba bien, el viento también, así que luego de tomar un sorbo de agua volvimos a realizar otro remolque.
A eso de las 14:30 hs más o menos salimos otra vez y en esta si, a los 300 y pico de metros más o menos me suelto de la soga y empiezo a virar la primer térmica, para luego rápidamente posicionarme en lo que sería el preámbulo del vuelo del record.
Luego de casi 4 hs, logro un vuelo muy importante, de unos 152 kms, aterrizando en un campo muy cerca de Coronel Suarez, el cual precisamente había sido el goto seleccionado en el GPS, mientras tanto Ricardo ya estaba en coronel Suarez esperándome con mi camioneta Caddy, así que tuvo que volverse hacia atrás unos 25 kms para rescatarme.
De vuelta a Pehuajó íbamos hablando del vuelo y le digo a Ricardo que habíamos perdido mucho tiempo en acomodarnos y todo eso, así que si mañana salíamos nos encontraríamos a las 10 de la mañana y hacer el aguante hasta que se ponga el día.
A la noche, luego del vuelo del Viernes, ya era muy tarde cuando decidí el vuelo que haría el Sábado buscando un record de distancia que era impensable batir y menos superar la barrera de los 300 kms (Excepto Daniel Rosas que él sabía que yo podía y minutos antes de salir a volar me lo manifestó), pues todos los datos meteorológicos, me daban que el sábado era el día elegido.

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Lo único que Wind Gurú le erró fue en la hora que pronosticaban que bajaría la intensidad del viento; ellos decían a las 16:00 hs más o menos, pero resulta que nunca paró ese sábado, le siguió dando todo el día…
Los meteogramas de Meteofa me daban bien y era muy pronunciada la curva de convección, por lo que sumada al viento que sabía que habría, dije que sí, que era lo que necesitaba.
Así quedamos; a las 10:00 hs más o menos lo fui a buscar ya con todo preparado porque a las 08:00 hs me había levantado para organizarme, comprar fruta, calentar agua para el termo, unos sándwiches, preparar el agua en la conservadora y todo eso que se necesita para este tipo de vuelos.
A las 11:00 hs más o menos estábamos con Ricardo quién me asistiría en el remolque y haría el apoyo logístico en el triángulo, que es el despegue que usamos en la 6ª fecha del regional de distancia, en el mes de Diciembre, al costado de la laguna La Salada.
Teníamos clavado viento Norte, rotando levemente hacia el Noreste, pero no era problemas, lo que si es que la intensidad máxima estaba estimativamente en unos 70 km/h y la mínima unos 50 km/h. Era mucho y nos quedamos esperando que bajara pues sería imposible salir de esa forma.
A eso de las 11:30 más o menos empezamos a ver signos de convección, unos chimangos tratando de girar algo y unas cigüeñas en lo mismo, pero no se podía salir hasta que no sea seguro para volar.
Le digo a Ricardo que esperemos un poco, mientras tanto vino al lugar del despegue Nacho Gardes, otro amigo, perteneciente al equipo quien remolca también, estuvo un rato y luego se fue.
En ese momento aparecieron los primeros cumulitos tratando de mantenerse y también bajó un poco la intensidad del viento, pero no tanto, aunque se mantenía más tiempo la baja así que a las 13 hs y pico más o menos le dije a Ricardo que ya estábamos para salir que nos preparemos, así que me empecé a equipar y Ricardo mientras me tenía la vela que parecía estar viva y se quería volar.
Le digo que va a estar complicado por las ráfagas tan fuertes, pero si el viento me daba tiempo a inflar; ya la teníamos; él se alejó con la camioneta y mientras yo trataba de tener la vela en el piso le dije que me unos 6 kgs de tensión más o menos y que no salga hasta que no vea que estoy con la vela volando y mirando la camioneta, y que lo haga muy pero muy despacito, lo que sería durante la primer parte del remolque, un remolque estacionario ya que le dije que se quede con la camioneta parada soltando soga directamente y con el corta cuerdas en la mano a la espera de una contingencia…

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La salida fue muy rápida, violenta pero muy controlada, como siempre la hago cuando vuelo con viento; prácticamente salí disparado para arriba apretando los dientes por alguna posible plegada a baja altura, o algún corte de soga y una posterior abatida frontal, pero nada de eso pasó, fue todo muy controlado, muy veloz, y muy prometedor ya que el día se estaba poniendo bueno.
Hasta las 200 y pico de mts de altura parecía que la vela se quería escapar de mis manos, pero más arriba ya la turbulencia disminuyó considerablemente y el ascenso lo hacía prácticamente de forma normal.
A eso de los 500 mts de altura siento la primer térmica y le digo a Ricardo que me afloje tensión que ya iba a desprender
Tenía muy claro que estaría en aprietos si no me prendía y seguía volando por lo menos hasta las 16:00 hs, siguiendo lo que Wind Gurú decía…ya que si me tocaba aterrizar antes de esa hora justo con la alta me arrastraría bastante y ahí si la pasaría mal, pero nada de eso pasó y rápidamente me prendí y estando en poco tiempo pasando los 1000 mts de altura.
Mi equipo personal para este vuelo era el que uso siempre: 2 gps (uno de backup, un Etrex) y el principal, un 60 Csx; un vario Flytec, un Handy Yaesu FX150 y otro de backup Yaesu también 23R, un cortacuerdas en el desprendimiento y otro en el cokpil, una bolsa hidratante, tres botellas chicas con agua congelada, dos manzanas y dos bananas (me olvidé de comprar barritas de cereal esta vez…), 6 pilas chicas AA para los gps, mi silla carenada HA, mi casco Hi-Tec, mis lentes Bolle (los gané en una de las fechas del regional…), mis guantes Independence, mi remera de lycra SOL, mi amiga Poison de Skywalk, y mi infaltable súper amigo el redondo Secura Max 38.
A medida que volaba confirmaba por radio con Ricardo quien me seguía por la ruta 86 o algún camino de tierra, que haríamos el record, antes de salir le dije: Ricardo disfrútalo que este es un día histórico, será cuando rompamos los 300, vas a ver…!
Ricardo tiene mucha experiencia en remolques y conoce mucho la zona, así que con la radio nos manteníamos muy bien; yo le pasaba la info que él necesitaba y todo bien, pero lo más importante era el apoyo psicológico que me daba. Por ejemplo yo le preguntaba cómo estaba el viento abajo y él me respondía: “No seas pelotudo, no se te va a ocurrir aterrizar, mira que ahora hay más viento que cuando saliste…”. Yo le respondía: “Loco, me caigo, está re complicada la cosa, no encuentro un carajo…”, él me respondía: “No seas pelotudo, mira que no vas a poder aterrizar y aparte tenés que meter los 300, ya me tenés repodrido, ¿No me habrás hecho cagar de calor para aterrizar ahora, no..?”
Así que con la sutil ayuda de Ricardo y yo que estaba hasta las manos así que los kms empezaron a pasar a mucha velocidad, en momentos iba a 60 km/h, en otros a 90 km/h, hasta que en algunas oportunidades me marcaba más de 100 km/h. y Ricardo me decía que no me podía alcanzar en calles de tierra.
Primero llegamos al acceso de Monez Cazón, luego llegamos a Henderson, quedándome a las 09:00 hs, llegamos a Daireaux que fue el lugar más difícil ya que no encontraba nada y llegué a estar a 100 y pico de mts de altura, y miraba hacia abajo como se movían los sembrados por la acción del viento y me decía que no, que tenía que seguir, había que encontrar algo urgente.

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Yo no sé si Uds. Son creyentes o no, pero les aseguro que cada vez que algo así me pasaba decía: “Dios, mandame algo, sacame ya de acá que me caigo…”; en ese momento, no sabía cómo pero aparecía siempre algo, una bolsita de Nylon, una pajita flotando a mi lado o un halconcito o un chimango girando al lado mío, así que por ser buen observador, volvía otra vez a subir.
En dos o tres oportunidades vi que la cosa se complicaba porque eran muy violentas las descendentes, y si no se estaba ben arriba, cerca de la base de las nubes, uno se caía y no había forma de encontrar una ascendente y costaba mucho mantenerse, aparte había de todo, inversión térmica, cizallas, plegadas, etc.
Cuando salí el día anterior, mi vela estaba con hojitas y pastitos en las celdas, y les aseguro que en algunas de las abatidas frontales que tuve, las hojitas y los pastitos salieron limpiamente de ella, ja, ja, ja.
El vuelo en si se fue poniendo más y más relajado a medida que iba avanzando a pesar de que era cada vez más violento, más movido. Un GPS me descontaba los kms que me faltaban para llegar a los 300 y con el otro buscaba diferentes datos, como distancias a ciudades cercanas, velocidades relativas, tiempos, etc. de esa forma me iba poniendo metas cortas y cada vez que llegaba a ellas, volvía a poner una nueva y así los kms pasaban a gran velocidad y la consigna era “No caerse”.
Realmente la vela, un Poison 1; se portó muy bien, ya que es relativamente tranquila y le permite a uno girar cerrado y bien alabeado en térmicas de pequeño diámetro, responde rápidamente a los comandos, es blanda y avisa rápidamente lo que va a hacer, así que solamente es necesario volarla, amigarse y pedirle más y más.
En un momento pensé que me quedaba con los comandos en la mano y ya me veía volando con mi paracaídas a 2000 mts de altura, derivando y apareciendo vaya a saber donde pues eran muy violentos los ascensos, y los descensos, la vela temblaba y se sacudía como gallina con piojos.
Ya a la altura de Coronel Pringles se me venía el cordón de la Ventana y realmente no quería pasarlo por el medio a baja altura, no me quería jugar a caerme y comerme los rotores a sotavento, así que empecé a derivar hacia él SE y efectivamente parecía que estaba rotando la dirección del viento, por lo que pasé prácticamente al costado, por donde se hace cada vez más baja y termina en el límite con la llanura (cerca hay una estación de tren que no recuerdo en este momento su nombre).

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Me quedaba adelante a unos 60 kms de distancia Coronel Dorrego y un poco más adelante Bahia Blanca, así que como venía el rumbo me daba a Coronel Dorrego, por lo que le avisé a Ricardo que me espere allá, ya que estaba muy cerca y como venía todo, llegaba bien, excepto que…
A esa altura estaba ya con 240 kms realizados prácticamente por lo que con poco tenía que pasar los 300 pues venía manteniendo buena altura y podía dar para llegar a Monte Hermoso, pues Bahía Blanca ya me quedaba muy derivado y con el viento que había sería imposible llegar…
La cosa es que estando a unos 1500 mts de altura, tal vez un poco menos; me dispongo a hacer una transición, acelerando pues me estaba cayendo y necesitaba imperiosamente una térmica; pero en vez de caer, empecé a subir con viento de cola y acelerando. En ese momento le dije a Ricardo que estaba tal vez volando con la brisa marina que entraba al continente… ya que la costa estaba relativamente cerca, pero me llamó la atención porque tampoco lo creía y veo a lo lejos una línea muy oscura y adelante como un súper remolino marrón tipo película que parecía que avanzaba hacia donde yo estaba.
Efectivamente, se venía un frente del Sur de aquellos que después me enteré que se había generado en el mar, ya que justo Horacio Maizonave estaba de vacaciones con su familia y más tarde en conversación telefónica me comentaba del fenómeno que había visto crearse desde el mar y yo estaba ahí todavía con los kms que me faltaban para completar los tan ansiados 300, y sabiendo muy bien que no tendría esa oportunidad otra vez tan fácilmente así que tuve que decidir en ese momento que hacer, si me ponía a trabajar para aterrizar rápidamente y safar de la tormenta que se venía, o seguía hasta meter los 300 y luego si aterrizar.
Fue una difícil decisión que tuve que tomar, porque en ese momento mi prioridad era hacer los 300 pero la lógica y la cordura me decían que de forma urgente tenía que aterrizar porque ya estaba muy comprometido, pero esta vez no ganó la razón y especulé.
Cuando ya estaba a 290 kms de distancia, me parecía casi imposible llegar a los 300 ya que la tormenta se acercaba cada vez más, pero este record se hacía esperar y en ese momento fue como la figurita difícil, la quería tener a toda costa y sabía que yo podía, que estaba preparado y me pertenecía pero tenía que aguantar un poco más, estaba muy cerquita de lo que tanto anhelaba y me sentía totalmente excitado ya que era el sumun máximo en ese momento de tanta tensión pero yo sé muy bien que no hay que cantar victoria antes de la gloria, así que recordando el dicho de Alberto Pol cuando en una oportunidad decía: ” Hablar menos y volar más”. En ese entonces dejé de mariconear y me dediqué a conseguir lo que había ido a buscar, aceleré todo lo que podía en ese momento para salir de la dinámica del frente pues en todo ese corto proceso de especulación había recorrido otros kms más y el GPS ya había calculado el coeficiente de planeo y con la altura que tenía y la velocidad que traía el record estaba así que a duras penas pude empezar a bajar ya que mientras aceleraba seguía subiendo, y los brazos ya no me daban más para meter orejas, estaba muy cansado y estresado y si no bajaba en ese momento por último me quedaba entrar en un tirabuzón violento de última; pero no hubo mayormente problemas y pude llegar hasta los 500 mts de altura.

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Ya a esa altura había superado los 300 kms (el GPS marcaba 316 kms más o menos, pero luego al bajar el track no sé porque pero me daba solamente 301) y ahora la prioridad era aterrizar seguro, cerca de alguna casa o calle, hasta que divisé un puesto, cerca de una calle en el medio de la nada, y pidiendo que haya calmado la intensidad de viento, pero como se veía desde arriba, con los árboles, y los campos, me di cuenta que estaría en problemas lo cual me sorprendió ya que antes de las tormentas por lo general se viene la calma chicha y cuando ya está entrando la tormenta ahí si agarrate…pero acá parecía que se intensificaba la velocidad del viento.
Ya a los 200 mts de altura el parapente caminaba para atrás como loco y yo piloteaba marcha atrás buscando no golpear con la casa o el molino que tenía abajo, o llegar cerca de algún alambrado así que tiraba de un comando, tiraba del otro, mientras miraba para un lado, miraba para el otro, saqué mis pies del carenado, junté mis tobillos recordando el método de paracaidismo al saber que tendría que utilizar mi mejor aterrizaje pues el golpe sería violento y más si se me plegaba la vela cerca del piso, y tendría que reaccionar de forma rápida, hacer el rolido, protegerme la cabeza y el cuello con mis brazos, y por supuesto que un cuidado extremo con los GPSs ya que tenía toda la información del vuelo…
La cosa es que cerca ya del piso, a unos 40 mts, la vela empezó a caminar para adelante y pude aterrizar de forma suave y normal prácticamente sin tocar los comandos, justo había agarrado la baja y no tuve ningún problema pero estaba acalambrado así que apenas trastabille y me caí de costado, con la vela a medio inflar y en ese preciso instante…se infla totalmente y me saca como chancho hacia el maizal.
No tuve tiempo a nada así que me empezó a arrastrar y yo tratando de matarla como sea, tirando de lso comandos, pensando en ubicar en el despelote de tierra que volaba, pastos que me seguían, espinas, plantas secas, piedras, etc. y girando sobre mi eje entuiwstandome mientras la loca me llevaba hasta un alambrado que estaba muy cerca, y eso era lo que no quería yo.

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Después de recagarme a palos unos cuantos metros, paró y me dejó levantar y lo que hice rápidamente fue correr para ponerme de atrás y tirarme encima de ella para que no vuele más…
No podía ni respirar, por un lado el cansancio que tenía y por otro porque había tragado tierra y pastos, es como que el record se cobró parte de su precio ni bien aterricé.
Yo parecía salido de una guerra, estaba cubierto de polvo amarillento, lleno de pastos, todo enrollado con los suspentes, desalineado, raspado por todos lados, en una palabra; hecho pelota, pero contento, había conseguido el record!.
En ese momento apareció un hombre que había observado todo, era el lugareño que vivía en ese puesto, así que se acercó con su perro, un cusco lanudo, parecido a un Collie, pero en miniatura y me ayudó a sacar las espinas, piedritas, pastos de la vela que estaba hecha una madeja; mientras yo me sacaba rápidamente las bandas de la silla y juntaba los instrumentos que estaban desparramados por el piso, ya que en el arrastrón me fue arrancando todo y quedaron diseminados por el terreno.
Este hombre, Luís Alberto Martinez, de Bs. As. Está trabajando en ese campo me ayudó luego a juntar la vela y meterla en el bolso ya que se nos venía el frente de tormenta y en unos minutos nos pasaría por arriba, logramos guardar todo y salir corriendo hasta la casa que se encontraba a unos 100 mts del aterrizaje. Me ofreció su baño por si quería ducharme, me dio una toalla y un jabón y pude relajarme y quedar hecho una pinturita, lamiendo mis heridas.
Luego, ya más tranquilo todo me cebó unos mates y me dispuse a mandarle un mensaje a Ricardo quien sabía que me en Coronel Suarez, en la esquina de un galpón tenía señal de celular. Le mandé el mensaje a Ricardo quien me contestó muy contento de que habíamos conseguido el record, que era lo más importante para nosotros, y más sabiendo de que había aterrizado bien.
Más tarde envié algunos mensajes a mi familia, compañeros de equipo de remolque quienes estaban a la espera de que pasaría diciéndoles que habíamos conseguido el tan ansiado record, más tarde mi nuevo compañero de aterrizaje, llamó a un remis de Coronel Dorrego así que se confirmó que en una hora vendría a buscarme, mientras tanto mirábamos la tormenta como pasaba y luego me contaba cómo vivía, me mostró a su caballo Copete el cual estaba comiendo alejado de la casa entonces le ordenó a su perro que lo vaya a buscar, por lo que este salió corriendo a los ladridos y en un rato nomas apareció el caballo al lado del perro. Ja, ja, ja, fue increíble eso.
En ese momento, alejado del mundo, en el medio de la nada, me puse a pensar lo hermosa que es la vida, lo genial que es esto del vuelo, las vivencias que nos da el parapentismo, y más precisamente el cross, las experiencias que uno vive en situaciones como estas, la gente que uno conoce y se da cuenta que no todo está perdido y realmente se siente tan satisfecho de poder ser parte de esta maravilla…

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A eso de las 21 hs llegó el remis, manejado por el señor Celso Alejandro Holzmann de la ciudad de Coronel Dorrego Pude llegar a coronel Dorrego a eso de las 22 hs, llevándome al reencuentro con Ricardo quien me esperaba y ahí si nos saludamos con un gran abrazo, contentísimos por el logro deportivo.
Salimos tarde para Pehuajó, con mucha lluvia, así que llegamos a eso de las 03:30 hs más o menos.
Hay mucho más para contar sobre este vuelo tan importante para mí y para el deporte en sí, pero se pondría aburrido creo, lo más importante ya está escrito.
Este vuelo me dejó pensando más tarde y darme cuenta que importante es trabajar en equipo con otras personas, cuanto se puede conseguir con objetivos claros, ideas profundas y mucha fuerza cuando se la necesita, que es mucho más que solamente hablar y hablar y gracias que los records están para ser batidos y es tan importante de no quedarse y volver siempre a pensar en lo próximo que se vendrá que por supuesto ya está en mi mira.
Las nuevas metas tan importantes en la vida de un deportista, son la sal que le da gusto a la cosa y es necesario que siempre estén presente en nuestras vidas pero es imprescindible estar totalmente convencidos que lo queremos hacer, que lo necesitamos y que tenemos las herramientas justas para conseguirlo.
La parte final la dejo para quienes hacen posible que yo vuele, ya que sin ellos sería imposible:
Mi familia, Ricardo Paladino, Miguel Flores, Ignacio Gardes, Fabian Jungblut y por supuesto a mi vela Poison de Skywalk

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