Supervivencia

TRES DÍAS EN EL FONDO DEL OCÉANO

septiembre 15, 2017 — by Andar Extremo

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Supervivencia

TRES DÍAS EN EL FONDO DEL OCÉANO

septiembre 15, 2017 — by Andar Extremo

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Atrapado durante tres días en el fondo del océano Atlántico, en un remolcador que había dado una vuelta de campana, Harrison Odjegba Okene rogaba a Dios por un milagro. Su historia recuerda a aquel ‘Relato de un náufrago’ de Gabriel García Márquez.
El cocinero nigeriano que logró relatar los hechos en primera persona, sobrevivió gracias a una bolsa de aire en la que quedó atrapado. Un video de su rescate, publicado en internet más de seis meses después, muestra la desesperación del sobreviviente. Sumergido en aguas heladas, vestido sólo con pantalones cortos, Okene repetía el último salmo que su esposa le había enviado por mensaje de texto al móvil: “Por tu nombre, Señor, dame vida”.

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La supervivencia a 30 metros
“Los buzos enviados que trabajaban en un yacimiento petrolero a 120 kilómetros de allí, pensaban encontrar cadáveres”, dijo Tony Walker, gerente de la compañía holandesa DCN Diving. De hecho, rescataron cuatro cuerpos hasta que una mano apareció en la pantalla de la cámara de rastreo usada por Walker en el barco de rescate.
“El buzo vio la mano y cuando fue a cogerla, ¡esta se aferró a la suya!”, comentó Walker. “Fue aterrador para todos”, dijo. “Para el tipo atrapado, porque no sabía qué estaba sucediendo. Fue un ‘shock’ para el rescatista que estaba allá abajo buscando cadáveres y nosotros (en la sala de control) saltamos al ver en la pantalla la mano que lo aferraba”.
Okene está convencido de que su rescate después de 72 horas bajo el agua y a 30 metros de profundidad, es una señal de salvación divina. De los otros 11 marineros del ‘Jacson’, 4 murieron.

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El rescate
En el video hay una exclamación de pavor del buzo, seguida de júbilo al comprender lo que sucedía. Usó agua caliente para hacerlo entrar en calor y luego le puso una máscara de oxígeno. Tras extraerlo del bote hundido, lo introdujo en una cámara de descompresión y luego lo llevó a la superficie.
Okene recuerda que le oyó gritar: “¡Hay un sobreviviente! Está vivo”. Walker dijo que Okene no podía haber vivido mucho más tiempo. “Tuvo una suerte increíble al estar en una bolsa de aire, pero le quedaba un tiempo limitado… hasta quedarse sin oxígenos”.

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