Montañismo

Nanga Parbat, Mariano Galván encara con Alberto Zerain su octavo ochomil

junio 9, 2017 — by Andar Extremo

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Montañismo

Nanga Parbat, Mariano Galván encara con Alberto Zerain su octavo ochomil

junio 9, 2017 — by Andar Extremo

Mariano Galván intentará ascender junto a Alberto Zerain (que viene de hacer cima en el Annapurna) el Nanga Parbat (8.125 msnm). El 11 de junio partirán hacia Pakistán con la intención de escalar la novena montaña más alta del mundo, por la Arista Mazeno, una de las rutas más duras para el ascenso hasta su cumbre.
El Nanga Parbat es el octavo ochomil que Mariano encarará con el español Alberto Zerain con quien ya ascendió al Dhaulagiri (8.167 metros) en 2016 y con quien formó equipo posteriormente en el Manaslu (8.163 metros), en el otoño de ese mismo año. Ambos son muy fuertes y rápidos y, juntos, forman un gran equipo.
Mariano Galván expreso hoy “Nuevamente me preparo para mi siguiente desafío. Lo que si les quería comentar, que no es mi estilo hacer grandes publicidades acerca de lo que puedo llegar a hacer o no, así como tampoco me interesa ser el primer argentino es escalar tal o cual pico, ese no es lo que me mueve ni mucho menos. El Nanga Parbat es una montaña que hay que respetar y ver que se puede hacer en ella de acuerdo a las condiciones que presente. Lo mejor es estudiarla por todos los flancos y ver cuál es la mejor estrategia para subir. Por lo que las opciones van desde la ruta normal, hasta la Arista Mazeno, pasando por otras cosas en el medio.
Nuevamente encaro este proyecto como lo vengo haciendo hace ya seis años, con la ayuda de familiares, amigos, conocidos y el 100 % financiado por mi bolsillo. Sin la ayuda de gobiernos, ni secretarias de deportes, empresas, etc que me brinden apoyo económico. Quizás algún día apoyen a los DEPORTISTAS que escalamos montañas, mientras tanto… no voy a esperar sentado”

La arista Mazeno: una de las más largas y técnicas a la cima de un ochomil
Con la elección de la arista Mazeno, Alberto ha vuelto a demostrar que lo suyo no es una mera colección de ochomiles. Se trata de una de las vías más largas y más técnicas entre todas las que alcanzan la cumbre de un ochomil. Discurre por la complicada cresta que separa las vertientes de Diamir y Rupal, tiene una longitud superior a los once kilómetros y está jalonada de picos de siete mil metros (ocho cumbres en total). La complicada orografía de la arista hace que sea necesario llevar mucho material y su longitud obliga a pasar muchísimo tiempo en altura. Se trata de una ruta muy comprometida, pues a medida que el alpinista se interna en ella, la retirada se hace más y más complicada. En la Mazeno, un descenso de emergencia está descartado; para bajarse hay que escalar, literalmente, en sentido contrario.
Teóricamente, se puede completar la arista sin hacer cima en el Nanga, pues la vía termina a 6.940 metros, en un collado anterior a la cumbre principal. Los últimos 1.200 metros hasta la cumbre son comunes con la vía Schell.

Ascendida por primera vez en 2012 y no cuenta con ninguna repetición
Fue intentada por primera vez en 1979 por una expedición francesa. Doug Scott la intentó dos veces, Lorethan, Kurtyka y Troillet una vez cada uno, todos ellos sin éxito (aunque los sietemiles que la jalonan fueron cayendo). Los primeros en completar la arista propiamente dicha fueron los americanos Doug Chabot y Steve Swenson en 2004, pero tuvieron que retirarse por la ruta Schell desde el collado Mazeno, por lo que no alcanzaron la cima del Nanga Parbat. A partir de entonces, completar la arista y hacer cima en el Nanga se consideró el “premio gordo” del Himalaya/Karakorum.
Alberto Zerain y Txingu Arrieta lo intentaron en 2011 abriendo una nueva entrada a la arista, pero se volvieron de manos vacías. Finalmente, al año siguiente, los veteranos escoceses Sandy Allan (que ya estuvo en el intento de Scott en el 92) y Rick Allen completaron la cresta y ascendieron desde el collado a la cima por la vía Schell. Fueron, en total, más de dos semanas de actividad. Cinco años después, la ruta todavía espera la primera repetición.

Fuente Revista Desnivel